Mojica Marins, el cineasta "del pueblo" que "nunca fue respetado por la élite brasileña"

Madrid, 8 abr (EFE).- José Mojica Marins, el mayor exponente del cine de terror brasileño, fue "un hombre del pueblo, siempre, hasta que se murió" y "nunca fue respetado por la élite cultural brasileña" ni su filmografía fue admirada hasta que recibió reconocimiento en el extranjero.

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"Nunca llegó a ser un cineasta respetado como otros, nunca entró en una facultad, dejó la escuela a la mitad, hablaba mal, confundía las erres con las eles, no decía bien el plural... era un hombre del pueblo, siempre, hasta que se murió", cuenta en Madrid a EFE Iván Finotti, codirector del documental ‘Maldito: el extraño mundo de José Mojica Marins’ (2001), que se proyecta en Madrid el próximo lunes dentro del ciclo Novocine Cult.

Mojica Marins será el gran protagonista de la XVII edición de este festival de cine brasileño, organizada por la Embajada de Brasil en Madrid, y en el que, entre este lunes 8 y el próximo jueves, los espectadores españoles podrán conocer la filmografía del padre del cine de terror de ese país.

Finotti se refiere al personaje que creó Mojica Marins y marcó su carrera, 'Zé do Caixão', tanto que el director llegó a incorporar aspectos físicos de su alter ego: "surgió de una pesadilla suya y fue tal el éxito que pasó a ser confundido con él, empezó a llevar unas uñas gigantes que no se cortó en décadas".

Y aunque el personaje cambió su carrera y hasta su vida, hasta que el reconocimiento no fue internacional, no le valoraron en su país.

“En Brasil, Zé do Caixão nunca agradó a las élites intelectuales, siempre lo vieron como algo demasiado popular, de clase baja”, explica el director brasileño, quien recuerda que en los 90 en Estados Unidos, "una distribuidora norteamericana lanzó ocho películas en citas VHS y fue un éxito".

Entonces, en Estados Unidos dijeron que "era la cosa más importante que había pasado en la escena de terror en los años 90 y estaban viendo películas de los 60".

"Eso hizo que, en Brasil, parte de la élite pasara a respetar un poco más a Mojica, fue muy importante para su carrera, pero nunca llegó a ser un cineasta respetado como otros", pero sí logró ser un faro para el público popular: "la gente humilde hacía cola para ver sus películas, aunque muy pocos directores creían en él".

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