“Únicos” vuelve a tender puentes de música y amistad con Baglietto-Vitale y Flecha

Ricardo Flecha, en un formato de banda completa, tuvo a su cargo dar inicio a la segunda fecha del Festival Únicos. Y lo hizo con guaranias, ese estilo musical que abrazó como bandera y que hoy lo tiene como uno de los principales referentes para que esta creación de José Asunción Flores sea reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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“Carta desde Asunción”, una composición de Ángel Molina, dio inicio al repertorio que siguió con dos guaranias muy emblemáticas: “Soy de la Chacarita”, de Maneco Galeano; y “Paraguaýpe”, de José Asunción Flores y Manuel Ortiz Guerrero.

La notable voz de Flecha estuvo arropada por la música que emanó de los teclados de Oscar Fadlala y Víctor Scura, el bajo de Juanpa Giménez, la batería de César Cipolla y la guitarra de Gabriel Colmán. La presentación siguió con la “Balada para Julio Cortázar” y la “Canción del arpa dormida”, en ese espíritu de tender puentes musicales entre Paraguay y Argentina.

Entre canciones, chistes y anécdotas, el cantante con la complicidad del público taparon la boca a un desubicado que gritaba “Baglietto” entre tema y tema. La gente ovacionó y aplaudió de pie la respuesta de Flecha. En el formato de este festival, el artista local no es un “telonero” sino que es una de las mitades del espectáculo.

“Quisiera ser”, “Canción para Verónica”, “Cerro Corá”, “Ñemity”, con una introducción a capela; también formaron parte de la propuesta de Flecha, muy aplaudida por el público, que llenó a medias la sala. “Queremos que se llene como cuando viene Bad Bunny, que hace falta un diccionario para entender lo que canta”, bromeó.

Un viaje musical por diversos estilos

Baglietto-Vitale irrumpió en escena con “Dios y el Diablo en el Taller”, en una presentación que giró en torno al rock con influencias folk, el tango y más. Lito Vitale, más que un tecladista parece el comandante de una nave espacial, con dos teclados al frente y una consola al costado, dirigiendo este impresionante viaje musical.

Juan Carlos Baglietto, por su parte, es un hombre orquesta. Su voz es dueña de un particular timbre agudo, mientras sus manos se posan sobre la guitarra y a la vez sobre una serie de instrumentos de percusión. Ambos músicos estuvieron acompañados en escena por sus hijos, Julián Baglietto en voz y batería electrónica, y Jano Vitale en el bajo y voz; quienes demuestran que la sangre no es agua.

“D.L.G” inició con los cuatro cantando al unísono, para luego entregar una versión del clásico de Divididos “Par mil”. “Buenas noches, es un enorme privilegio estar aquí”, saludó Baglietto y recordó que hace 32 años llevan adelante este proyecto musical con Vitale. “Antes grabábamos discos y ahora...”, expresó y encendió las risas del público haciendo alusión a los cambios que ha tenido la industria musical.

Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto quedaron solos en escena para presentar un segmento de tango, en el que el cantante y compositor rosarino le imprimió toda su fuerza dramática a temas como “Naranjo en flor” y “La última curda”. “Nosotros no venimos del tango, cuando tuvimos que elegir, elegimos otra música”, expresó Baglietto y habló de la reconciliación que han tenido con este estilo musical que escuchaban sus padres. “Nada” cerró este segmento, con las luces reforzando aún más el carácter de este tango.

Lito Vitale tomó protagonismo con su obra instrumental “Amigo del alma”, con Jano también aportando lo suyo desde el bajo; para luego imprimirle al show un toque más rockero con “Un loco en la calesita” y una versión de la folclórica “Piedra y camino”, con Baglietto en la guitarra eléctrica.

Ricardo Flecha se sumó al cuarteto para interpretar la guarania “Por el caminito”, en medio de los aplausos de la gente; para luego cantar juntos “El témpano”. Y entre risas y mucha complicidad, los artistas dieron rienda suelta a la guarania “Recuerdo de Ypacaraí”, con parte de la gente también cantando.

Ya cerrando su presentación, Baglietto-Vitale interpretaron “Las cosas tienen movimiento” y luego “No olvides que una vez fuiste sol”, una canción en la que el integrante de la Trova Rosarina instó a tener memoria, principalmente haciendo alusión a las próximas elecciones generales en Argentina. Con una linterna en mano, fue alumbrando e interpretando esta canción que fue despedida con una ovación.