El estudio fue elaborado por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), vinculada al Ministerio de Salud, a partir del análisis de 4.616 alimentos de uso común procedentes de supermercados de 77 ciudades del país.
La colecta incluyó piña, lechuga, arroz, ajo, zanahoria, naranja, mango, pimiento, tomate y uva, entre otros productos, y en el 77 % de los casos el resultado del análisis fue satisfactorio para el consumo humano. Casi la mitad de las muestras analizadas (49 %) no presentaron restos de pesticidas y en otro 28 % los que se detectaron estaban dentro de los parámetros establecidos por las autoridades sanitarias brasileñas.
Sin embargo, en el 23 % restante hubo “inconformidades” al detectarse la existencia de sustancias no permitidas para el cultivo de ese alimento en específico, lo que ocurrió en la mayoría de esos casos (17,3 %).
También se registraron algunos ejemplos con restos tóxicos por encima de lo permitido por la ley (2,3 %) y en muy pocos casos (0,5 %) se localizaron residuos cuyo uso está prohibido en el país. “Existe un número elevado de inconformidades, alcanzamos el 23 %. Es necesario ampliar las acciones de educación con el productor” con vistas a “ampliar el uso correcto de los pesticidas”, señaló Adriana Pottieri, gerente de Seguimiento y Evaluación del riesgo de Anvisa, en declaraciones recogidas por el diario O Globo.
No obstante, la entidad resaltó en el reporte que estas irregularidades “no implican, necesariamente, riesgo” para la salud del consumidor.
Según el estudio, menos de un 1 % de las muestras recogidas (0,89 %) , es decir, 41 de 4.616, presentaron un potencial “riesgo agudo” para la salud. En un 90 % de esas 41 muestras se detectaron restos de carbofurano, principio activo de algunos pesticidas y que está prohibido en Brasil desde abril de 2018.
Las muestras de los alimentos para la elaboración del informe se recogieron entre agosto de 2017 y junio de 2018. En julio pasado, Anvisa aprobó un nuevo marco regulatorio para evaluar y clasificar los “agrotóxicos” en el país y establecer cambios en la forma de identificar los mismos.
La mayor economía de Sudamérica adoptó así normas como las que rigen en países de la Unión Europea (UE) y de Asia, con el objetivo de aumentar la comercialización de los productos nacionales en el exterior. El agronegocio fue uno de los puntos clave y más problemáticos en el acuerdo firmado este año entre el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la UE después de dos décadas de negociaciones.