Tiene un perfil más tecnócrata que político. Hizo campaña afirmando que “la economía no es un juego”, una forma de llevar agua a su molino como conocedor de los tejemanejes de la economía boliviana.
Se lo considera el artífice del despegue económico de Bolivia en los últimos lustros. El país elevó su Producto Interno Bruto de US$ 9.500 millones anuales a US$ 40.800 millones y redujo la pobreza del 60% a 37%, según datos oficiales.
La bonanza permitió pagar bonificaciones a miles de mujeres embarazadas, escolares y ancianos, e inversiones millonarias para intentar industrializar la explotación del litio y el gas natural. (AFP, EFE)