En el referendo en el que se votó la salida de la Unión Europea (UE), en la región de Escocia se impuso la opción de no salir.
Los nacionalistas escoceses siguen tratando de convertir Escocia en un país independiente para reintegrarlo luego al bloque continental.
El respaldo a la secesión ya aumentó tras el referéndum de 2016, en el que Escocia votó muy mayoritariamente contra el brexit, y ahora ha alcanzado niveles récord: una encuesta de octubre daba al movimiento independentista una ventaja de 16%.
“La opinión de los escoceses es que el gobierno escocés y (la primera ministra escocesa) Nicola Sturgeon han gestionado bien la pandemia y el gobierno británico de (Boris) Johnson la han gestionado mal”, dijo el experto en sondeos John Curtice.
La independentista Sturgeon y su Partido Nacionalista Escocés (SNP) esperan que la tormenta perfecta les permita obligar a Londres a autorizar un segundo referéndum de autodeterminación, después del de 2014, en que perdieron por 45% contra 55% de votos.