Todos los años en el Reino Unido los adolescentes de entre 15 y 16 años deben examinarse en unas pruebas conocidas como “GCSE” y los jóvenes de entre 17 y 18 años hacen los denominados exámenes de nivel “A”, necesarios para acceder a la universidad.
Estas pruebas son corregidas cada año por profesionales externos, no vinculados a los alumnos que deben evaluar.
Sin embargo, el cierre de escuelas en el Reino Unido por la pandemia de la covid-19 ha tenido un fuerte impacto en la enseñanza y muchos alumnos han perdido numerosas horas de clase.
Ante esta situación, el Gobierno británico ha decidido este año que sean los maestros y no los examinadores externos los que decidan las calificaciones, que se concederán a partir de lo que se ha hecho en clase, deberes, exámenes simulados o participación en clase.
Se espera que los maestros decidan las notas este junio pero los resultados se darán a conocer en agosto.
El ministro de Educación, Gavin Williamson, dijo hoy a los medios que se trata del sistema “más justo posible” ante la actual situación y defendió que se pida a los profesores que determinen el resultado final porque son los que “mejor conocen” a los alumnos.
Esta medida en Inglaterra, similar a la de las otras regiones británicas, se conoce después de la fuerte polémica generada el año pasado por la manera en que se evaluaron a los adolescentes, basada en un algoritmo que calculaba los resultados obtenidos por cada escuela en el pasado, en vez de tener en cuenta el rendimiento académico de cada alumno a lo largo del año.
Esta controversia forzó al Ejecutivo a dar después marcha atrás y aceptar la opinión de los profesores a la hora de concederles las calificaciones.
Las escuelas, colegios de secundaria y clases prácticas universitarias reabrirán sus puertas en Inglaterra el próximo 8 de marzo.