En un mensaje en su cuenta de Twitter, el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian consideró "inaceptable" la maniobra de las autoridades bielorrusas.
"Es indispensable una respuesta firme y unida de los europeos", añadió el ministro francés, que consideró que "todos los pasajeros de ese vuelo, incluidos los eventuales opositores bielorrusos", debían ser autorizados a salir de Bielorrusia.
El avión de la aerolínea Ryanair fue obligado a desviarse de su ruta y a aterrizar en Minsk, en lo que parece una operación de los servicios secretos bielorrusos para detener a Ramán Pratasevich, un estrecho colaborador de la líder de la oposición bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya y que, como ella, vivía refugiado en Lituania desde que huyó de su país.