Puigdemont había viajado a Cerdeña para participar en un encuentro internacional organizado por la asociación Adifolk, junto con otras personalidades como la consejera de Acción Exterior de la Generalitat, Victoria Alsina.
A su llegada al aeropuerto de Alguer este jueves, Puigdemont fue detenido por la Policía italiana y conducido a una cárcel de máxima seguridad en Sassari, hasta que el viernes el Tribunal de Apelación de esta ciudad le permitió salir, sin medidas cautelares ni restricciones a la movilidad.
El viernes la Justicia italiana debía decidir si convalidar la detención del expresidente y la aplicación o no de medidas cautelares, y después la Corte tendrá que determinar si existen razones para su entrega a España.
Para esta decisión, se ha fijado una primera audiencia el 4 de octubre en el Tribunal de Sassari.
Aragonès celebró el viernes que Puigdemont hubiera podido salir de la cárcel con un mensaje en las red social: "Celebramos que el presidente Puigdemont quede en libertad, pero seguimos condenando la persecución judicial que desde hace cuatro años lo fuerza a vivir en el exilio".
Previamente, en una comparecencia en el Palau de la Generalitat junto a sus consejeros, había advertido al Gobierno de que la detención "no ayuda en nada al proceso de resolución del conflicto político" y no contribuye a generar "confianza entre las partes".