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El informe del Estado Mayo Conjunto (JCS), remitido para auditoría parlamentaria anual, subraya que, con el diálogo estancado durante mucho tiempo, Corea del Norte ha “seguido reforzando sus capacidades nucleares y de misiles” y que, “aunque existe la posibilidad de diálogo”, puede incurrir en “provocaciones militares”.
El texto ha sido remitido unos pocos días después de que Pionyang realizara su cuarta prueba de misiles en 20 días y de que a su vez el líder norcoreano, Kim Jong-un, ordenara restaurar las comunicaciones con Seúl, rotas hace dos meses, y abriera la puerta al diálogo insistiendo en que el Sur no es su objetivo militar.
"Desarrollaremos aún más la estrategia de disuasión a medida de la República de Corea (nombre oficial del país) y EE.UU., y reforzaremos nuestras capacidades de ataque estratégico y defensa antimisiles al maximizar el uso de tecnologías científicas de vanguardia", afirma el texto.
De hecho, la semana pasada Seúl y Washington ya llevaron a cabo un ejercicio de simulación para fortalecer este sistema de "disuasión", según el informe.
El informe cita en este sentido una serie de activos como los nuevos cazas F-35 surcoreanos adquiridos de EE.UU., su nuevo misil tierra-aire Cheongung II o sus nuevos misiles balísticos diseñados para ser lanzados desde un submarino, que Seúl exhibió hace unas tres semanas en respuesta a un lanzamiento norcoreano.
El ejército sureño está "reasesorando" la situación regional con base en el choque EE.UU.-China y también la de la península a partir de lo dicho por Kim Jong-un durante el congreso del partido único en enero, en el que aseguró que Pionyang está desarrollando todo tipo de armamento de última generación, concluye el documento.
Algunos de estos activos, como un nuevo misil de crucero y un nuevo misil hipersónico, acaban de ser testados por el régimen norcoreano evidenciando, junto con los nuevos desarrollos del Sur, que la región se encuentra en plena escalada armamentística mientras el diálogo sobre desnuclearización sigue estancado desde 2019.