"Si quieren la paz, el camino hacia la paz está despejado para que detengan su agresión, levanten el bloqueo, detengan su agresión contra este pueblo y pongan fin a la ocupación de este país. Así se logra la paz", señaló el líder en un discurso televisado en ocasión del "Día del Mártir".
Indicó que en caso de que quieran la paz, es necesario que dejen de "interferir en los asuntos" del pueblo yemení y dejar de actuar como los "guardianes" del Yemen.
"Aceptamos la paz, pero no aceptamos la rendición,", aseveró Al Huti, una afirmación que ya dijo el pasado marzo cuando el Gobierno saudí propuso un alto el fuego en el Yemen tras siete años de conflicto, algo que quedó en punto muerto.
"Esto es lo que no se puede aceptar, mientras continúe la agresión, nosotros, como pueblo yemení, continuaremos enfrentándonos a esta agresión como una responsabilidad humanitaria, de fe y moral y como guerra santa", concluyó el líder insurgente.
La coalición árabe informa de ataques contra las áreas controladas por los hutíes con decenas y a, menudo, centenar de insurgentes muertos a diario en los diferentes frentes de combate que mantienen los rebeldes contra las fuerzas del Gobierno yemení reconocido internacionalmente, apoyado por Riad.
Desde el pasado abril, los archienemigos regionales Arabia Saudí e Irán, principal aliado de los hutíes, mantienen conversaciones con el objetivo de poner fin a la guerra en el Yemen.
El conflicto del Yemen estalló en 2014, cuando los rebeldes hutíes conquistaron amplias zonas del oeste y el norte del país, incluida su capital, Saná, lo que se agravó en 2015 con la intervención de la alianza de países árabes suníes.
La ONU considera que la contienda ha causado la peor catástrofe humanitaria del planeta, con más de 24 millones de personas o el 80 % de la población del país necesitada de algún tipo de asistencia.