Calixto Bieito, abucheado en Viena en el estreno de su Tristán e Isolda

Viena, 14 abr (EFE).- El director escénico español Calixto Bieito se ha llevado hoy una salva de abucheos al salir a saludar al público al final del estreno en la Ópera de Viena de su montaje de "Tristán e Isolda", de Richard Wagner.

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La ovación que estaban recibiendo los cantantes y el director de la orquesta, Philippe Jordan, se transformó en una contundente muestra de desagrado al salir al escenario Bieito, quien reaccionó formando un corazón con sus manos como saludo al público.

La discrepancia de buena parte de los espectadores con su forma de presentar el drama de Wagner quedó confirmado al salir al escenario una segunda vez.

Bieito, que se estrenó la pasada temporada en la ópera de Viena con su famosa y controvertida "Carmen", ha optado en este "Tristán e Isolda" por un escenario repleto de elementos móviles, con columpios balanceándose, plataformas que subían y bajaban, desnudos integrales, mucha sangre y una dirección de actores por momentos muy agitada.

"Sus obras siempre tematizan la fragilidad y la corporeidad mortal de sus actores", había adelantado el teatro vienés en un comunicado previo al estreno de hoy.

Bieito y la escenógrafa del montaje, Rebecca Ringst, presentan la obra de Wagner en un escenario donde destaca el agua para "hablar sobre el mar interior", indagar en el ser humano y crear un "espacio de misterio en el que los personajes sueñan, piensan y descubren sus deseos".

Con esta metáfora, el dramaturgo español aseguraba buscar "crear un poema sobre el amor, la muerte y el romanticismo" que intenta "romper los muros de las historias de amor".

"Tristán e Isolda es un mensaje de amor y muerte, es una historia de la violencia emocional entre dos personas que se aman profundamente", había señalado Bieito en una entrevista con Efe antes del estreno.

El director burgalés ya se había llevado un aviso con la reacción del público presente en el último ensayo general y hoy, de nuevo, al final del primer y segundo acto.

Con todo, los abucheos al responsables de la puesta en escena quedaron pronto tapados por las ovaciones dirigidas a los cantantes, especialmente a los dos protagonistas austríacos, Andreas Schager, como Tristán, y Martina Serafin, como Isolda.

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