El magistrado Anand Maharaj ordenó a cada sospechoso pagar una fianza de 3.000 rands (alrededor de 180 euros), indicaron los medios locales.
Además, Maharaj estableció que los presuntos instigadores de esos disturbios deben comparecer de nuevo el próximo 26 de agosto.
Los sospechosos se enfrentan a cargos de conspiración para cometer violencia pública, incitación a la violencia pública e incitación a cometer un incendio provocado.
La comparecencia de los veinte detenidos fue anunciada a última hora de este jueves por la Policía de Sudáfrica.
En un comunicado, la Policía indicó haber conseguido "avances significativos en la investigación de los presuntos instigadores de la incitación a la violencia pública a través de las redes sociales y otras plataformas durante el período de disturbios".
"La investigación continúa y más arrestos son inminentes", explicó el portavoz policial, brigadier Thandi Mbambo.
La oleada de violencia que Sudáfrica vivió en julio de 2021 comenzó el día 9, inicialmente en forma de protestas en el este del país por el encarcelamiento del polémico expresidente Jacob Zuma (2009-2018) por un desacato judicial cometido al negarse repetidamente a declarar por corrupción.
Los altercados se replicaron en otras zonas -especialmente en Johannesburgo- y degeneraron en una cascada de disturbios y pillaje masivo y sin precedentes para la democracia sudafricana.
El estallido de violencia se veía así alimentado por problemas sociales preexistentes, como la extrema desigualdad, el desempleo, los elevados niveles de criminalidad general en el país y el malestar por la pandemia de covid-19.
Sólo a partir del 14 de julio las autoridades empezaron a retomar el control de las zonas afectadas, gracias en gran medida al despliegue de 25.000 soldados para apoyar a la Policía.
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, afirmó entonces que los incidentes fueron "instigados" y "hubo gente que los planeó y los coordinó", pero la Justicia no ha determinado aún grandes responsables intelectuales de los altercados.
El pasado abril, Ramaphosa manifestó ante una comisión que investiga los disturbios que las protestas violentas fueron un "ataque deliberado" para descarrilar la economía y la democracia.