El Parlamento búlgaro rechaza como primer ministro al candidato conservador

Sofia, 14 dic (EFE).- El Parlamento de Bulgaria rechazó al primer ministro designado, Nikolay Gabrovski, del partido de centroderecha GERB, lo que ahonda la crisis política y acerca al país balcánico a las quintas elecciones legislativas en dos años.

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De los 238 diputados presentes en una cámara de 240, 113 votaron a favor y 125 en contra. No hubo abstenciones. El GERB contó sólo con el apoyo del partido de la minoría turca, el DPS, y de una pequeña formación de nuevo cuño, Bulgaria en Auge.

El GERB ganó las elecciones anticipadas del 2 de octubre, las cuartas en 18 meses, pero no logró el respaldo mayoritario para un gobierno de corte tecnócrata liderado por Gabrovski.

Los demás partidos rechazan al GERB porque ven en su líder, el populista Boiko Borisov, que dominó la política en el país entre 2009 y 2021 y es el ganador de las últimas elecciones generales, un paradigma de prácticas corruptas y clientelismo.

Borisov, sabedor del rechazo que suscita, propuso como candidato a primer ministro a Gabrovski, un neurocirujano de 51 años sin experiencia política.

Tras el fracaso del GERB, el próximo intento corresponde al ex primer ministro europeísta Kiril Petkov, cuyo Gobierno cayó el pasado junio, tras siete meses en el poder, por una moción de censura presentada precisamente por la formación de Borisov.

El partido de Petkov -Continuemos el Cambio- quedó segundo en las elecciones del 2 de octubre, pero necesita varios aliados, y los vetos mutuos complican cualquier alianza.

Si se producen tres intentos fallidos para formar Gobierno, el presidente deberá convocar nuevas elecciones, posiblemente para marzo de 2023.

La ausencia de un Gobierno electo pesaría sobre los planes de Bulgaria de unirse a la eurozona en 2024 y dificultaría los esfuerzos para pactar un presupuesto en 2023 en medio de la alta inflación y la desaceleración económica en el país más pobre de la UE.

Algunos analistas temen que la mala situación económica y la frustración de no entrar en Schengen -debido al veto de Austria y Países Bajos- pueda favorecer a partidos prorrusos y euroescepticos en los próximos comicios.

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