"En 2022, por primera vez en casi 30 años, vimos protestas masivas contra el Gobierno de Xi Jinping. La gran incógnita para 2023 es qué va a pasar con la economía china por las oleadas incontroladas de contagios de covid y el maltrecho estado del sector inmobiliario", comenta a Efe el investigador William Nee de esa ONG.
"Hay posibilidades de que en 2023 veamos la primera recesión económica en décadas. Y si eso pasa, es muy posible que veamos más protestas y malestar, a lo que el Gobierno chino probablemente respondería con violencia generalizada", agrega.
A principios de diciembre cientos de personas salieron a las calles de varias ciudades chinas, entre ellas Pekín, Shanghái y Cantón, para mostrar su descontento con la draconiana política de "cero covid" aunque, en algunas ocasiones, llegaron a reclamar la dimisión de Xi, alabado en los últimos años por la prensa oficial como principal coordinador de la política antipandémica de China.
Muchos de los manifestantes salieron a la calle tras la muerte de diez personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como "no quiero PCR, quiero comer" o "devolvedme mi libertad".
Otro de los grandes puntos de fricción fue la imperante censura en el país, que excluyó de la lista de tendencias de la red social Weibo -equivalente local de Twitter- la etiqueta en la que se debatía sobre la muerte de esas 10 personas en Urumqi, el suceso que desató la ola de indignación.
Tras ello, algunos internautas publicaron artículos en WeChat que únicamente se componían de palabras como "bien", "sí" o "de acuerdo", en protesta por la eliminación sistemática de contenidos críticos con el desempeño del Gobierno.
Las autoridades reaccionaron a la inédita protesta aumentando el despliegue policial y vallando áreas con la intención de impedir que las marchas se repitieran, aunque poco después pusieron fin a la política de 'cero covid'.
Las protestas transcurrieron de manera mayormente pacífica, pero también se produjeron algunas detenciones, entre ellas la de un periodista de la cadena británica BBC, arrestado tras ser "golpeado y pateado" por agentes de la policía china mientras grababa, según denunció el medio británico.