La llegada del barco regasificador a Piombino y de otro barco similar en Ravenna (noreste) fue uno de los proyectos del anterior gobierno de Mario Draghi y liberará a Italia de una parte significativa de la dependencia de las importaciones de metano de los gasoductos terrestres transnacionales, desde Rusia y también desde Azerbaiyán.
A pesar de que el proyecto ha sido criticado por una parte de la población de Piombino y los ecologistas su puesta en marcha se llevará a cabo.
“Esta obra nos independiza del gasoducto que traía gas de Rusia, es una obra que demuestra ser muy importante. Toda Italia dice gracias a Piombino y Toscana. Cinco mil millones de metros cúbicos de gas nos permiten alcanzar niveles de autosuficiencia que haga posible a las familias pensar en facturas más baratas, tener un suministro energético sostenible”, dijo anoche a los medios en el puerto de Piombino (Livorno) el presidente de la Toscana, Eugenio Giani, quien también es el comisario especial designado por el gobierno para la construcción de la terminal de regasificación.
El analista del instituto Datalab Matteo Villa aseguró que a partir de mediados de mayo, la capacidad de regasificación italiana aumentara prácticamente lo que necesita para despedirse de Rusia.
Snam, controlada por el Estado, ha adquirido esta nave, la "Golar Tundra", con una capacidad de almacenaje de unos 170.0000 metros cúbicos de gas natural licuado y una capacidad de regasificación continua de 5.000 millones de metros cúbicos anuales.
Draghi emprendió una serie de medidas para acotar la dependencia energética de un país, Italia, que importaba el 90 % del gas que consumía y, además, el 40 % procedía de territorio ruso.
En la actualidad, Rusia ha dejado de ser su primer proveedor de gas y ha sido sustituido por Argelia, un país con el que está unido por un gasoducto que parte del norte africano, atraviesa el Mediterráneo y desemboca en Sicilia.