¿Cómo califica la relación actual entre Paraguay y Rusia?
- Paraguay para Rusia es un país especial, por cuyo pueblo tradicionalmente tenemos simpatía y sentimientos amistosos. Nos unen páginas comunes de historia, respeto mutuo, interés sincero en la cultura y el patrimonio de cada uno. Nuestros compatriotas dejaron una huella gloriosa en el Paraguay, que encontraron allí su segunda patria después de la revolución bolchevique de octubre de 1917.
Unos 75 oficiales rusos, incluido el general Iván Timoféevich Belyáev, se convirtieron en héroes de la guerra del Chaco de 1932-1935.
Sus nombres están grabados en placas conmemorativas en la Sala de Bronce del Club de Oficiales de Asunción. Allí supe que mi tocayo, oficial del servicio médico de la flota rusa, también estaba enterrado en el cementerio de la Recoleta. Agradecemos la conservación de la memoria de los héroes rusos en el Paraguay, inmortalizados en los nombres de ciudades, calles, en los muros del Panteón Nacional en la capital del país.
Sabemos que en el Paraguay se aprecia mucho el aporte de los emigrantes rusos al desarrollo de la ciencia, la educación (Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción), el arte (compañía de ballet del Teatro Municipal de Asunción).
Durante más de un siglo de relaciones bilaterales hemos pasado por diferentes etapas, ha habido altibajos. Sin embargo, los sentimientos mutuos siguen intactos. Estoy seguro de que esto seguirá así.
Dada la coyuntura actual ¿existe un interés en particular por Paraguay?
- Junto con el respeto hacia las páginas comunes de la historia, los lazos comerciales y económicos son un componente fundamental de nuestro relacionamiento. Paraguay es uno de los principales proveedores latinoamericanos de productos agrícolas a Rusia y un importante importador de fertilizantes rusos.
Estoy seguro de que tanto Moscú como Asunción estarán interesados en fortalecer aún más esos lazos. Esto está en línea con los objetivos de promover los intereses de las empresas nacionales, incluidos los productores agrícolas paraguayos, y prevenir las consecuencias económicas de las sanciones y restricciones unilaterales ilegales, impuestas frívolamente por los países occidentales, que tienen un efecto perjudicial en la economía mundial, incluidos los sectores energético, alimentario y financiero.
Rusia es uno de los mayores compradores de producción cárnica bovina de Paraguay. ¿Hay planes de ampliar el rubro o abrirse a otros sectores?
- Por supuesto, estamos decididos a ampliar la cooperación. Estamos listos para el trabajo constructivo, incluso en interés de resolver los problemas logísticos que surgen como resultado de numerosas sanciones antirrusas.
En cuanto a otras áreas, siempre se ha abogado por la diversificación del comercio bilateral y el establecimiento de una cooperación a largo plazo en áreas de alta tecnología, cooperación industrial y la implementación de varios proyectos de inversión. Estoy seguro de que las posibilidades de tal cooperación existen tanto a nivel bilateral como en el marco de la cooperación en el formato MERCOSUR – Unión Económica Euroasiática (UEE).
También me gustaría recordar que en 2021, Rusia y Paraguay lograron resultados significativos en la cooperación en la lucha contra la pandemia del coronavirus, cuando Asunción apostó por la vacuna rusa “Sputnik V”.
Por lo tanto, estamos convencidos de que, ante todo, es necesaria la voluntad política para seguir avanzando con éxito en el camino de la ampliación de la cooperación multidimensional.
¿Qué visión tiene su país sobre América Latina?
- Para Rusia, América Latina y el Caribe es un área de política exterior que tiene un valor inherente. No vemos la región únicamente a través del prisma de los intereses geopolíticos y no nos gustaría que se convirtiera en un escenario de confrontación entre potencias. América Latina para nosotros es una región de benevolencia política, oportunidades económicas, afinidad cultural y una mentalidad similar a la nuestra.
Nuestro enfoque de interacción con los latinoamericanos es extremadamente lógico: no oponer a nadie contra nadie, no crear líneas divisorias y barreras artificiales, no dividir a los socios en “amigos y enemigos”, sino fortalecer la cooperación basada en el apoyo mutuo, la solidaridad y la consideración de los intereses de cada uno. Nuestra cooperación con la región se basa en enfoques pragmáticos, no ideologizados, no dirigidos contra nadie. El valor inherente también se refiere a que no ponemos a los socios ante el dilema de con quién están.
Es de nuestro interés que los países de América Latina y el Caribe, en su conjunto y unidad en la diversidad, sean fuertes, políticamente cohesionados y económicamente sostenibles. Estamos seguros de que esto hará que el orden mundial existente sea más predecible y estable.
Estados Unidos y China avanzan en presencia en América Latina. ¿Cuál es el interés de Rusia sobre la región?
- Estamos dispuestos a fortalecer el diálogo político activo, incluso a nivel de jefes de estado, parlamentos, cancillerías y otros ministerios. También nos esforzamos por fortalecer los mecanismos de cooperación en un formato multilateral, principalmente en el marco del diálogo de Rusia con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
En los últimos años, la base jurídica de nuestras relaciones con la región se ha ampliado notablemente. Esto se refiere, en particular, a la creación de una zona de viajes mutuos sin visa que en la actualidad cubre 27 estados de América Latina y el Caribe. Toda la América del Sur y prácticamente toda Centroamérica llegaron a ser destinos libre de visa para nuestros ciudadanos. Dicho acuerdo se firmó con Paraguay en 1995.
Seguimos contribuyendo a la solución de los problemas del desarrollo internacional en la región. Con el fin de fortalecer la seguridad civil, estamos preparando personal de los organismos nacionales del orden público en universidades especializadas en Rusia y en la región.
Siempre hemos ayudado a los países necesitados a hacer frente a las consecuencias de los desastres naturales. El número de estudiantes latinoamericanos becados por el Gobierno ruso está creciendo constantemente. Teniendo en cuenta el interés mutuo en el fortalecimiento de las relaciones educativas, estamos dispuestos a trabajar activamente en acuerdos sobre el reconocimiento mutuo de títulos educativos.
A pesar de las sanciones impuestas a Rusia, de la presión, si no decir chantaje, al que Occidente está sometiendo a los países de América Latina y el Caribe, el año pasado nuestras exportaciones totales a los países de LACB aumentaron un 3,8%. Crecieron los suministros de fertilizantes y productos derivados del petróleo. En 2022, Rusia aumentó las exportaciones de trigo a América Latina y el Caribe en un 48,8 %, es decir, casi una vez y media.
Tanto Rusia como América Latina tienen sus propias fortalezas y debilidades, lo que en la práctica significa la importancia de utilizar el carácter complementario de nuestras economías para construir alianzas tecnológicas, productivas y de diseño, y comenzar a usar monedas nacionales y otras divisas fuera de la zona del dólar o euro en las transacciones. Esto es lo que nos interesa y por lo que nos esforzamos.
En Sudamérica se vincula mucho a Rusia con Venezuela. ¿Qué peso tiene el componente ideológico en esta relación?
-Las relaciones ruso-venezolanas son un ejemplo de una asociación equitativa y mutuamente beneficiosa. Nuestros países hoy están conectados por muchas cosas: se está desarrollando un diálogo político, se están implementando proyectos en los campos comercial, económico, de inversión, científico, técnico, cultural y humanitario. En el ámbito internacional, Rusia y Venezuela, apoyándose en los principios del derecho internacional y la Carta de la ONU, abogan conjuntamente por la construcción de un sistema de orden mundial más justo y democrático, luchando por el derecho de los pueblos a determinar sus propios caminos de desarrollo sin tener en cuenta a “los poderosos de este mundo”. Rechazamos los métodos neocoloniales de presión y chantaje de Occidente sobre los estados indeseables, incluidas las sanciones y restricciones unilaterales, la injerencia en los asuntos internos de los países soberanos.
Paraguay condenó la acción bélica rusa sobre Ucrania, mencionando violación de principios de soberanía y del derecho internacional e instó a su país al cese de las hostilidades. ¿Cómo tomó Rusia esta posición?
- Intentaré esbozar brevemente la génesis del conflicto, obviamente desde una perspectiva distinta de la que se suele presentar por los políticos y medios occidentales.
En los últimos años, Rusia se ha convertido en objeto de medidas deliberadas dirigidas a subordinarla a los intereses de Occidente. Se tomó un curso para crear un anillo de tensión alrededor de nuestras fronteras, para formar allí una cabeza de puente agresiva, principalmente en el territorio de Ucrania. Hemos sido testigos de un flagrante desprecio por parte de nuestros oponentes hacia sus compromisos, tanto políticos como, además, legales. De facto los Estados Unidos se retiraron de todos los acuerdos bilaterales con Rusia en el campo de la no proliferación y el control de armas y bloquearon la implementación práctica del tratado START.
Tenemos pruebas documentales de engaño político (ahora llamado “simulación diplomática”) tanto en cuanto al no avance de la estructura militar de la OTAN a nuestras fronteras, como al cumplimiento por parte de Occidente y Ucrania de sus compromisos bajo los acuerdos de Minsk de 2015, codificados en la resolución de derecho internacional del Consejo de Seguridad de la ONU.
¿Podría Rusia aguantar esto? ¿Permitir que se repita el trágico día de agresión contra nuestro territorio, como ocurrió en junio de 1941? La guerra desatada entonces por los nazis costó a nuestro pueblo 27 millones de vidas.
Los rusos somos un pueblo pacífico por definición, por nuestra forma de vida. Es una fusión de diferentes etnias, religiones, culturas, tradiciones y visiones del mundo que se ha formado a lo largo de los siglos. Lo que podría ser un factor de debilidad y vulnerabilidad, lo hemos convertido en un factor de fuerza y durabilidad. En este aspecto somos cercanos a los latinoamericanos. Somos civilizaciones únicas que combinan el deseo de vivir en paz y proteger al mundo.
Por lo tanto, no podíamos dejar de defender a los rusos que vivían en el Donbás, quienes después del golpe de Estado en Kiev fueron objeto de humillaciones, violaciones de los derechos civiles, bombardeos y destrucción física durante ocho (!) años, a pesar de que nadie (!) en la comunidad mundial estaba preocupado. Iniciamos la operación militar especial para detener su genocidio, para garantizar la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania, que ya estaba realmente preparada para convertirse en una cabeza de puente de la OTAN en nuestras fronteras. El bombardeo de zonas pacíficas, en particular Donetsk, por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania continúa. Para ello la OTAN utiliza artillería pesada y los MLRS. Sin embargo, de nuevo estas acciones quedan sin ninguna respuesta internacional.
La evolución ulterior de los acontecimientos añadió unos elementos importantes. Nos enfrentamos a una guerra de poder que los países de la OTAN desataron contra Rusia, una guerra que llegó a ser existencial para nosotros: una guerra por nuestra preservación como nación. Tratan de eliminarnos de todas las esferas de vida de la comunidad internacional, de “poner a cero” a Rusia como país, incluida su cultura e idioma. Kiev está siendo bombeado con armas ofensivas modernas para continuar las hostilidades “hasta el último ucraniano”. Se llevan a cabo ataques terroristas contra nuestra infraestructura, incluido contra el puente de Crimea y el gasoducto Nord Stream. Cerca de nuestras fronteras (de hecho, no solo de las nuestras) se encuentran laboratorios biomédicos estadounidenses que investigan las vulnerabilidades de los genotipos de grupos étnicos individuales. Se imponen miles de sanciones económicas, mientras que Rusia es acusada de las dificultades económicas actuales, principalmente en los mercados mundiales de energía y alimentos. La solución política se percibe solo como una derrota estratégica de Rusia, principalmente en el campo de batalla.
Además, con sus decisiones arrogantes (como las tomadas por la Corte Penal Internacional), Occidente parece deliberadamente tratar de quemar los puentes para el diálogo político.
Tras el primer año del conflicto Ucrania se propuso sumar aliados en América Latina ¿Qué planes de trabajo inmediato tiene su país en la región sudamericana? -Sabemos que la mayor parte de la comunidad internacional (incluida la mayoría de los estados de América Latina y el Caribe) adopta una postura más racional. Aunque a veces les resulta difícil “pasar por encima” de la aceptación de la admisibilidad del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, la pérdida de vidas civiles y el cambio de las realidades territoriales basado en la voluntad del pueblo del Donbás – muchos de ellos tienen sus propias relaciones interétnicas complejas y una dolorosa historia de formación de las fronteras nacionales. Están sometidos a fuertes presiones de Occidente, incluida la amenaza de sanciones económicas y financieras secundarias.
Sin embargo, en el fondo, la postura de este grupo de países se forma en torno a otras preocupaciones, principalmente relacionadas con el desequilibrio de la economía mundial moderna y la desviación de recursos para las necesidades del complejo militar-industrial occidental. Están en contra de las sanciones ilegales unilaterales y rechazan enviar sus armas a la zona de conflicto. Ven una salida en las negociaciones entre Rusia y Ucrania, con consideración mutua de los intereses de las partes, y están dispuestos a ofrecer sus buenos oficios y sus servicios “desinteresados” para este fin.
Cabe destacar que tal enfoque queda denegado tanto por Occidente como por Kiev. No necesitan negociaciones basadas en la situación real “sobre el terreno”. Las rechazaron en la práctica tanto en marzo de 2022 como por el acto del presidente Zelensky en septiembre. Llamamos abiertamente a los que se ofrecen como mediadores que lo comprueben por sí mismos en los contactos con la “otra” parte.
El conflicto con Ucrania. ¿Existe posibilidad de volver a la mesa de negociación? ¿Es posible alcanzar la paz?
- Estamos dispuestos al diálogo, a la consideración mutua de las preocupaciones de cada uno y al reconocimiento de la situación real “sobre el terreno”. No empezamos las hostilidades sino las terminaremos.
- El presidente brasileño, Lula Da Silva, anunció iniciativas para volver a las negociaciones. ¿Cómo ve Rusia este plan? ¿En qué instancia está?
- Para nosotros es importante la opinión de Brasil, que es nuestro socio estratégico tanto a nivel bilateral como en la palestra internacional, con quien interactuamos constructivamente en el marco de los BRICS, el G20, la ONU y el Consejo de Seguridad, donde este país ahora está representado como un miembro no permanente.
Tomamos nota de las declaraciones del presidente Lula Da Silva sobre una posible mediación para encontrar vías políticas de evitar una escalada en Ucrania, corregir errores en el campo de la seguridad internacional sobre la base del multilateralismo y los intereses de todas las partes. Estamos dispuestos a estudiar estas iniciativas, en primer lugar, desde el punto de vista de la política equilibrada seguida por Brasil y, por supuesto, teniendo en cuenta la situación que se está desarrollando sobre el terreno.
Tras un año de conflicto bélico y sanciones económicas por parte de algunos países de Occidente: ¿Cómo está Rusia?
- Hoy podemos afirmar con toda certeza que la blitzkrieg de sanciones económicas contra Rusia, con la que contaban los países de Occidente, fracasó estrepitosamente. La economía rusa ha demostrado su estabilidad tanto a nivel macroeconómico como en términos de sostenimiento del potencial de producción, cumplimiento de las obligaciones sociales del estado y mantenimiento del nivel de vida de la población. Esta es una realidad que reconocen incluso nuestros irreconciliables oponentes occidentales, versados en problemas socioeconómicos.
Existen denuncias de restricciones a la libertad de expresión y violación de derechos humanos en su país, entre ellos cierre de medios de comunicación críticos con el Gobierno de Vladimir Putin. ¿Rusia respeta estos valores fundamentales?
- Para nosotros, la libertad de expresión es un principio constitucional que tiene fuerza de ley y está sujeto a ejecución incondicional.
En Rusia no existe censura política. En los países occidentales, por el contrario, florece. La información de los medios rusos no solo se ignora, sino que se prohíbe, tanto a nivel legislativo como administrativo.
Este fenómeno se denomina rusofobia. No se admiten puntos de vista alternativos, se silencian los hechos “inconvenientes”. Hay una directa manipulación de hechos.
Todo esto se llama guerra de información. Y sobre la base de las publicaciones de los medios, a menudo se toman decisiones políticas, como sanciones económicas o la exclusión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos.
Partimos del hecho de que los derechos humanos son universales y no permiten “dobles raseros” en su interpretación. Esto se aplica plenamente a aquellos que buscan imponernos sus puntos de vista en esta área.