La imagen, que será exhibida en público desde este sábado en la Iglesia de Quiapo, recorrerá el próximo martes las calles de la capital en una procesión en la que se registran auténticas avalanchas de fieles para perseguir la famosa talla.
En una rueda de prensa celebrada hoy, los organizadores recordaron a los participantes que está "prohibido subirse" al carruaje que porta la figura, que muchos feligreses tratan de tocar por la creencia de que concede buena suerte.
Unos 15.200 efectivos de la policía, apuntan los organizadores en el acto retransmitido en las redes sociales, tratarán de velar por la seguridad del evento, una de las procesiones más multitudinarias del mundo y que dura varias horas debido al lento avance de la figura religiosa entre la riada de gente a su alrededor.
En un comunicado hoy, el presidente del país, Ferdinand Marcos Jr., declaró festivo el próximo martes en Manila para que sus habitantes "tengan plena oportunidad de participar y disfrutar" de la celebración de la procesión.
La talla, que data del siglo XVI, el primero de los más de tres siglos de la colonización española de Filipinas, llegó a Manila el 31 de mayo de 1606 en un galeón procedente de Acapulco y, según la leyenda, se incendió cerca del archipiélago.
El calor de las llamas otorgó al Cristo su característico color oscuro, según la creencia popular en el país, aunque otra versión atribuye este distintivo a que el autor, un artesano mexicano, quiso imprimir a la obra su misma tonalidad de piel.
Durante la procesión, que fue cancelada entre 2021 y 2023 por la pandemia, decenas de fieles se desmayan por el calor del tumulto y varias resultaban heridas en su intento de tocar al Cristo Negro, en busca de buena suerte.
Filipinas es, junto con Timor Oriental, el único país en Asia donde la mayoría de sus habitantes profesan el catolicismo.