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En la estación cuelga aún un relieve de bronce que celebra los lazos de hermandad entre Moscú y Praga y que ingenieron soviéticos participaron en el diseño de la red de metro, que empezó a construirse en la década de 1970, cuando Checoslovaquia era una dictadura comunista bajo el control de la Unión Soviética.
El Ayuntamiento ha decidido ahora colocar una placa que niega esa amistad y recuerda que cuando se colocó ese relieve Checoslovaquia estaba ocupada por la Unión Soviética y "privada de su soberanía”.
En ese texto, el Ayuntamiento asegura que ”la leyenda de la amistad checoslovaco-soviética era una narrativa impuesta por la potencia ocupante soviética".
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El Consistorio ha denunciado también "los crímenes de guerra que Rusia está cometiendo hoy en los territorios ocupados de Ucrania" y asegura que ha llegado el momento de modificar ese relieve de bronces.
En 2019 la ciudad ya retiró una estatua dedicada al general soviético Iván Kónev, que liberó Praga de los nazis en 1945, pero que también era visto como un símbolo de la opresión contra la República Checa.
En 2020 Praga expresó su solidaridad con la oposición al presidente ruso, Vladímir Putin, bautizando la plaza frente a la Embajada de Rusia con el nombre Borís Nemtsov, un líder político que fue asesinado en 2015.
Tras la invasión rusa de Ucrania, el tramo de la calle donde está el consulado ruso en Praga fue renombrado "De los héroes ucranianos".