Las acciones desplegadas por China para presionar al próximo presidente taiwanés

Javier Castro BugarínTaipéi, 18 may (EFE).- Desde el triunfo del soberanista William Lai (Lai Ching-te) en las elecciones del pasado 13 de enero, China ha mantenido sin grandes cambios su campaña de presión sobre Taiwán, mediante una serie de medidas encaminadas a condicionar al próximo Gobierno taiwanés.

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Considerado como un “independentista” y un “alborotador” por Pekín, Lai asumirá el cargo de presidente el 20 de mayo tras una ceremonia de investidura en el palacio presidencial de Taiwán, en donde pronunciará un discurso que será seguido muy de cerca por las autoridades chinas.

Durante el tiempo transcurrido entre los comicios y su toma de posesión, Lai ha reiterado en varias ocasiones su oferta de diálogo a China “sin condiciones previas”, una postura rechazada por el Gobierno de Pekín, para el que ese diálogo sólo es posible en torno al principio de “una sola China”.

En este contexto de nulo contacto oficial entre ambas partes, China ha llevado adelante un conjunto de acciones militares, políticas y económicas con la intención de dificultar las labores de gobierno del nuevo mandatario isleño.

Pérdida de otro aliado diplomático

Nada más concluir las elecciones, Taiwán sufrió la pérdida de un aliado diplomático, la nación insular de Nauru, que el 15 de enero anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Taipéi para establecerlas con Pekín, en lo que Taiwán interpretó como un movimiento de China para “sofocar” a la isla.

Taiwán, que aún mantiene el reconocimiento diplomático de doce países, entre ellos Paraguay y Guatemala, tampoco está previsto que participe en la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) este año debido al rechazo chino a su presencia.

Cambio unilateral de rutas aéreas

El 30 de enero, la Administración de Aviación Civil de China (CAAC) anunció la modificación de varias rutas aéreas cercanas a la línea media del Estrecho de Taiwán, una frontera no oficial que había sido respetada por Pekín y Taipéi durante décadas.

El Consejo de Asuntos Continentales de Taiwán, el organismo encargado de las relaciones con China, señaló en su momento que la decisión no sólo atentaba contra la seguridad aérea, sino que también constituía “un intento deliberado de emplear la aviación civil como cobertura para objetivos políticos y posiblemente militares dirigidos a alterar el statu quo en el estrecho”.

Patrullas en las Kinmen

Las aguas del estrecho también han sido escenario de múltiples tensiones entre Pekín y Taipéi en estos meses: el 14 de febrero, una lancha ilegal procedente de China irrumpió en aguas de las Kinmen, un archipiélago bajo control taiwanés situado a escasos kilómetros de las costas chinas, y dos de sus cuatro tripulantes fallecieron tras una persecución de la Guardia Costera de Taiwán.

Desde entonces, la Guardia Costera china no ha parado de organizar patrullas por la zona, llegando a su punto álgido el pasado 9 de mayo, cuando la Guardia Costera taiwanesa expulsó a once barcos oficiales chinos -cuatro de la Guardia Costera y siete de otras administraciones públicas- que habían penetrado en aguas de las Kinmen.

Ejercicios militares cerca de Taiwán

Las Fuerzas Armadas del gigante asiático han seguido realizando ejercicios militares en los alrededores de Taiwán, que a lo largo de los últimos cuatro meses ha detectado más de 500 aviones militares chinos cruzando la línea media del estrecho o sobrevolando la autoproclamada Zona de Identificación Aérea (ADIZ) taiwanesa.

Estas maniobras han aumentado su intensidad en las últimas semanas, con aeronaves chinas pasando a poco más de 70 kilómetros de la ciudad norteña de Keelung o integrando “patrullas de preparación para el combate” con buques de la Armada.

De hecho, el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) de Taiwán notificó este miércoles la presencia de 45 aviones militares chinos en las inmediaciones de la isla, la cifra más alta desde septiembre del año pasado.

Vínculos con la oposición

China ha aprovechado estos meses para profundizar sus vínculos con el mayor partido opositor de Taiwán, el Kuomintang (KMT), destacando la reunión, el pasado 10 de abril, del mandatario chino, Xi Jinping, y el expresidente taiwanés Ma Ying-jeou (2008-2016) en Pekín.

Durante el encuentro, Xi aseguró que “no hay fuerzas que puedan separar a Taiwán de China” y que las “diferencias” en sus sistemas políticos “no pueden cambiar el hecho de que las dos partes son un solo país”.

Semanas después, China recibió la visita de una importante delegación parlamentaria del KMT y anunció varias medidas de “distensión”, como la reanudación de los viajes a Taiwán para los residentes de la provincia de Fujian (sureste) o la apertura a la importación de productos agrícolas y pesqueros procedentes de la isla, mostrando su voluntad de cooperar con la oposición taiwanesa.

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