El portavoz de la Cancillería china Guo Jiakun declaró hoy en una rueda de prensa que el viaje de Duterte a Hong Kong justo antes de su detención "fue una visita privada vacacional".
Algunos medios filipinos, citando fuentes conocedoras de la situación, habían asegurado que el expresidente había solicitado asilo a Pekín antes de su arresto, una petición que habría sido rechazada por las autoridades chinas.
Guo criticó que algunos medios de comunicación "organicen revuelo" con "motivaciones ocultas".
Poco después del arresto del exmandatario filipino, la Cancillería china aseguró que el gigante asiático sigue "de cerca" el desarrollo de los acontecimientos relacionados con Duterte, acusado de crímenes de lesa humanidad por su campaña antidroga, que causó miles de muertos en Filipinas entre 2016 y 2022.
El exmandatario, de 79 años, fue arrestado el 11 de marzo en el aeropuerto de Manila tras aterrizar procedente de Hong Kong, en cumplimiento de una orden de la CPI remitida a Interpol.
La corte investiga su responsabilidad en ejecuciones extrajudiciales ocurridas durante su mandato, en el que impulsó una ofensiva policial contra el narcotráfico que, según ONG locales, podría haber dejado más de 30.000 víctimas.
La detención de Duterte, que mantuvo como presidente insular una relación más cercana con China que la puesta en práctica por su sucesor, Ferdinand Marcos Jr, ha generado reacciones encontradas en Filipinas, donde su hija, la vicepresidenta Sara Duterte, enfrenta actualmente un proceso de destitución acusada de utilizar fondos de manera indebida.