La autoridad regional, a través de su secretario general, el etíope Workneh Gebeyehu, hizo un llamamiento a que "todas las partes se restrinjan inmediatamente de cualquier acción unilateral que viole el espíritu y la carta del acuerdo de paz", firmado en 2018 que puso fin al conflicto entre Machar, que tras el cual fue nombrado vicepresidente primero de Sudán del Sur, y el presidente, Salva Kiir.
"Los actuales acontecimientos, aunque no se han verificado, pueden llevar a un colapso del proceso de transición y la vuelta a una guerra en toda su escala, con consecuencias devastadoras para el pueblo de Sudán del Sur y de la región en general", consideró la IGAD.
Por ello, la autoridad regional se mostró abierta a apoyar de nuevo en la mediación para preservar la paz y pidió que se implemente el acuerdo de paz.
La inestabilidad en el país se comenzó a desbordar con un estallido de violencia el pasado 4 de marzo, cuando una milicia rebelde denominada Ejército Blanco, alineada originalmente con el SPLM-IO, en la ciudad de Nasir (norte), tomó una guarnición del Ejército en dicha ciudad y secuestró a sus soldados, incluido un importante comandante.
Eso desató una oleada de arrestos en Yuba contra partidarios de la oposición liderada por Riek Machar.
Anoche se ordenó el arresto domiciliario a Machar, si bien posteriormente funcionarios del Gobierno del presidente Salva Kiir le informaron de que sería trasladado de domicilio, sin especificar cuándo ni a donde.
Sudán del Sur, que se independizó de Sudán en 2011, fue escenario de un lustro de guerra que provocó la muerte de unas 400.000 personas y que terminó con un acuerdo de paz en 2018, un pacto que sirvió para repartir el poder entre el Gobierno y la oposición pero cuyas principales disposiciones nunca se han llegado a implementar.