En sus pronósticos de otoño todavía contaban con una recuperación, aunque débil, del 0,8 % en 2025, después de cerrar 2024 en recesión por segundo año consecutivo, mientras para 2026 mantienen la previsión de aumento del producto interior bruto del 1,3 %.
Según Torsten Schmidt, jefe de estudios económicos del RWI - Instituto Leibniz de Investigación Económica, "las tensiones geopolíticas y la política comercial proteccionista de Estados Unidos agravan la ya tensa situación económica de Alemania".
"Además, las empresas alemanas se enfrentan a una mayor competencia internacional, especialmente de China. Por último, las deficiencias estructurales, como la escasez de mano de obra cualificada y las elevadas trabas burocráticas, lastran el crecimiento", añadió.
El Bundestag y el Bundesrat -las cámaras baja y alta del Parlamento alemán- han modificado el régimen financiero para crear un margen de endeudamiento público destinado a defensa e infraestructuras, aunque no está claro cómo será utilizado, apuntó.
Los institutos esperan que en este sentido haya un retraso relativamente largo y este año apenas se recurra a fondos adicionales para defensa e inversiones, de manera que sólo se materialicen el año que viene, pero al mismo tiempo es probable que no se tomen medidas de consolidación que habrían sido necesarias sin el cambio de la constitución financiera, advierten.
Para el año que viene, los institutos cuentan con gastos adicionales de unos 24.000 millones de euros procedentes de estos dos instrumentos de reciente creación y que supondrán un impulso expansivo del PIB de unos 0,5 puntos porcentuales.
Así, los recursos procedentes de este margen adicional de endeudamiento tendrán posiblemente y de manera gradual un efecto expansivo, pero amenazan con desplazar el consumo privado y la inversión privada.
En tanto, los aranceles estadounidenses del 25 % a las importaciones de aluminio, acero y vehículos posiblemente reduzcan el crecimiento del PIB este año y el próximo en 0,1 puntos porcentuales, respectivamente.
Los aranceles adicionales anunciados el 2 de abril, para cuya aplicación Trump anunció el miércoles una pausa de 90 días, podrían duplicar los efectos negativos, es decir, traducirse en una reducción del crecimiento en dos décimas.
No obstante, señalan los institutos, los efectos concretos son difíciles de cuantificar, ya que los tipos arancelarios nunca se han elevado tanto en la actual estructura económica globalizada.
Las exportaciones se resentirán con estas medidas, sobre todo en los meses de verano, es decir, en el segundo y tercer trimestre, añaden.
En lo que respecta al mercado laboral, la situación se ha deteriorado notablemente, con un aumento del número de desempleados del 20 % o en más de 400.000 desde 2022 y una subida de la tasa del paro del 5,3 % ese año al 6,3 % previsto para 2025.
Los institutos prevén para los próximos meses un aumento del desempleo, que no volverá a bajar hasta una mejora de la situación económica a lo largo de 2026, hasta un pronosticado 6,2 %.
La situación del mercado laboral, y también un ensombrecimiento en lo que respecta a las perspectivas de ingresos, con un aumento de la renta real del 0,2 % este año y del 0,6 % el que viene después de un significativo crecimiento en 2024, lastrarán el consumo privado, acompañado de un descenso relativamente débil de la propensión al ahorro.
Para 2025, los institutos pronostican una inflación del 2,2 % y del 2,1 % para 2026, aunque existe un cierto riesgo de que los aranceles que pueda imponer la Unión Europea aumenten algo la presión al alza de los precios.
Por otra parte, es probable que la fase de recortes de los tipos de interés básico llegue pronto a su fin.
Alemania no sólo sufre por una debilidad de su economía, sino que sobre todo tiene problemas estructurales que no se resuelven simplemente aumentando el gasto público, lo cual hacen aún más urgentes las reformas para impulsar el potencial, subrayan los institutos.