En un discurso en Varsovia con motivo de la festividad nacional polaca celebrada este viernes con desfiles militares en todo el país, el jefe de Estado dijo que es "urgente para la seguridad del país" llegar al medio millón de soldados y al 5 % del PIB en defensa.
Nawrocki se dirigió también al primer ministro, Donald Tusk, para demandarle "el fin de las negociaciones" y tomar la decisión firme de dedicar aún más esfuerzos a la modernización e incremento de las capacidades militares de Polonia.
Pese a que el presidente Nawrocki y el primer ministro Tusk pertenecen a distintos partidos políticos, el jefe del Estado enfatizó en su discurso que "la seguridad nacional no debe ser objeto de disputa política".
Además, propuso la creación de una "Constitución de Seguridad de la República de Polonia" que establezca "un compromiso más allá de la política" entre el presidente y el primer ministro, para asegurar una política coherente a largo plazo, independientemente de los ciclos electorales.
Polonia es la nación con mayor gasto militar relativo al PIB dentro de la OTAN, según datos de la propia Alianza Atlántica, pues este año Varsovia destinará el equivalente al 4,7 % de su producto interior bruto a Defensa.
El 51,1 % del presupuesto polaco de Defensa se destina a equipamiento, más del doble de la guía de la OTAN del 20 %, y en términos absolutos, el gasto estimado para 2025 es de unos 32.000 millones de euros, el quinto más alto en la OTAN.
Recientemente, Polonia firmó un acuerdo de 6.000 millones de euros para adquirir 180 tanques K2 surcoreanos y completar su arma blindada hasta sumar los 1.100 tanques en 2030, lo que supera el número de blindados que poseen Alemania, Francia, Reino Unido e Italia juntos.
Además, esta misma semana se ha concretado con Estados Unidos un contrato de unos 3.400 millones de euros para modernizar toda su flota de 48 cazas F-16 a la versión V Block 72, la más moderna disponible para estos aparatos.
Polonia consumó hace poco su retirada del Tratado de Ottawa, que prohíbe el uso de minas terrestres antipersonal, un movimiento que sigue los pasos de países vecinos como las naciones bálticas y Finlandia, lo que abre la posibilidad de usar campos minados en su "Escudo Oriental" fronterizo con Bielorrusia y Rusia.