Este jueves, el portavoz del Ministerio de Defensa de Tailandia, Surasant Kongsiri, dijo que el país registra unos 400.000 desplazados, mientras el ministro de Información de Camboya, Neth Pheaktra, informó de 101.129, lo cual eleva al menos a 501.129 las personas evacuadas en ambos lados de la divisoria.
Según datos oficiales, una decena de personas han perdido la vida en los enfrentamientos de los últimos días –siete civiles camboyanos y tres militares tailandeses–, que han ido escalando desde el intercambio de disparos reportado el domingo hasta operaciones aéreas y terrestres.
Bangkok y Nom Pen ya se enfrentaron en julio en su divisoria compartida, de alrededor de 820 kilómetros y cartografiada por Francia en 1907, cuando Camboya pertenecía a la Indochina francesa.
Los ataques de entonces, que se prolongaron cinco días, se cobraron alrededor de medio centenar de vidas y cesaron con un alto el fuego pactado en Malasia y mediado por Estados Unidos, con China como observador, que en octubre se reforzó con un acuerdo de paz promovido por el presidente estadounidense, Donald Trump, en el mismo país.
Los dos intentos por detener la violencia no impidieron que se produjeran varios incidentes con minas terrestres, aunque los últimos ataques cruzados suponen el peor pico de tensiones desde julio.
Tailandia admitió el lunes haber atacado por aire objetivos militares camboyanos como "respuesta a las operaciones militares" de Nom Pen, y la víspera anunció una operación de la Armada Real en un área de la provincia fronteriza de Trat históricamente disputada con el país colindante.
Camboya, por su parte, niega haber abierto el fuego, y las acusaciones mutuas impiden esclarecer cómo estalló la nueva disputa, algo que también ocurrió la última vez que se enfrentaron.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, instó ayer a las partes implicadas a "encontrar una solución duradera para la disputa" la víspera.