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El pueblo estaba expectante sobre el nuevo decreto por anunciar, el del retroceso a la fase 0 pero con maquillaje y disfraz, porque desde arriba saben bien que expresarlo de esa forma causaría, como mínimo, una acentuación al caos que se vive actualmente con el rechazo de la ciudadanía, ahogada en deudas desde el año pasado por la ineficiente cuarentena vivida. Cuando se le exigía aparecer para calmar el ambiente del Marzo Paraguayo 2021, solo pudo ofrecer un cuestionable video anunciando futuros cambios en el gabinete. Ah, eso sí, se reunió con los degustadores de medias coloradas de las seccionales. Aparentemente ello requería su sacrosanta presencia en vivo.
Quizás lo que nos pasa es que nos falta leer entre líneas. Quizás no nos dimos cuenta que, cuando se le consultó por el caso del pobre hombre que rogaba por remedios para su hermano internado por coronavirus, el presidente ya había lanzado su mensaje al pueblo paraguayo: “Che piko moõ aikuaata, no soy médico”. Entre sus asesores, lo habrán aplaudido y vitoreado por tal sincera exclamación. Seguro no quiso repetirse en esos días de marzo y por eso anduvo callado públicamente. Sería una obviedad recalcar que en materia comunicacional nuestro gobierno está “aplazado y expulsado”. Pero, paradójicamente, la excepción que confirma la regla es Mario Abdo Benítez, quien con su silencio comunicó todo de manera sincera (para variar). Dijo todo sobre su interés hacia el sufrimiento de la gente, todo sobre su capacidad para liderar un país, y dijo todo sobre su calidad de persona. Con su silencio, el presidente ya lo dijo todo.
Kevin Nohl CI 4.255.528