Joven denunció que también fue extorsionado y torturado por policías

Un ciudadano denunció que en mayo de 2020 fue víctima de policías extorsionadores en la avenida Pizarro, de Asunción, que lo detuvieron alegando que estaba violando la restricción horaria por cuarentena sanitaria, situación que aprovecharon supuestamente para agredirlo y robarle dinero, además imputarlo por violación a la cuarentena y resistencia a la autoridad. Pese a que él también denunció lo que vivió, hasta hoy ningún policía fue imputado.

Declaración de joven que pidió el anonimato por temor a represalias.ABC Color
audima

El joven denunciante lleva meses accionando con asesoría de su abogada ante la Fiscalía de Derechos Humanos y ante la Justicia Policial, buscando que sean imputados los policías de la Comisaría 8°, que en mayo del año pasado lo detuvieron por violación a la cuarentena sanitaria, lo extorsionaron y torturaron por dos días, además de derivarlo al Ministerio Público para que sea procesado por violación a la cuarentena sanitaria y resistencia a la autoridad.

El joven relató que en la noche en que ocurrieron los hechos, tras detenerlo, los policías lo golpearon brutalmente, hasta tal punto que los demás camaradas le decían a su compañero que se detuviera, porque ya eran demasiados los golpes.

Posteriormente a la tortura, el denunciante cuenta que lo alzaron en su propio vehículo y uno de los oficiales condujo el rodado hasta la Comisaría 8°. En el trayecto, el joven se percató que ya no tenía consigo su billetera ni su cadena, por lo que en todo momento les reclamó a los uniformados que le devolvieran sus pertenencias, y lo ignoraban.

Engaños y atropellos

Una vez que llegaron a la Comisaría, le informaron que le harían un procedimiento de inspección, que consistía en una consulta en el hospital de Bario Obrero. En tanto, el joven insistía en reclamar su billetera, por lo que, cuenta, uno oficiales se le acercó en forma soberbia le dijo que “deja ya de llorar”, que ellos no tenían su billetera.

Después de tanta insistencia, uno de los oficiales se acercó y le entregó su billetera, pero al revisarla, el joven se percató de que de los G. 1.300.000 que disponía, solo le quedaban G. 300.000. “Además, toda mi documentación fue revisada”, recuerda el denunciante.

Antes de llevarlo al Hospital de Barrio Obrero para el supuesto diagnóstico médico, uno de los oficiales le dice que debía comunicarse lo antes posible con un familiar. “Llamé a mi padre en ese momento, fui para el chequeo médico en el hospital y a ese lugar mis padres llegaron. Uno de los oficiales trató de conversar con mi padre y le pidió G. 5 millones para que el procedimiento quede sin efecto y no tengan que informar a la Fiscalía. Ellos habían manifestado que yo estaba incumpliendo el horario de restricción y que tenía una causa por resistencia a la autoridad”, reiteró el denunciante, cuya identidad ABC omite para evitar represalias al mismo.

Recordó a su vez que en todo momento le decían que colabore “o me iría mal”. Además, afirmaban que estaba alcoholizado, pero el joven sostiene que los policías no tienen ninguna prueba de ello.

Extorsión y chantaje

El denunciante recuerda que por no colaborar con esos G. 5millones, el informe policial pasó a la Fiscalía al día siguiente y la fiscala pidió que permanezca demorado en la Comisaría 8°. “Estuve dos días detenido con costillas rotas, golpes en la cara y fracturas en la encía, aunque no me puedo quejar del buen trato de algunos policías de la comisaría. Pero el daño moral y psíquico recibí de parte de esta gente es grande”, relató el joven.

Por su parte él tiene una causa abierta en la Fiscalía de Derechos Humanos así como también en Justicia Policial, y una denuncia en el Ministerio Público por hurto de sus pertenencias.

Contó por otro lado que el día que lo detuvieron un comisario principal se acercó a la 8° a conversar con él, y le pidió disculpas por la actuación de los policías, asegurándole que sus pertenencias aparecerían lo más rápido posible.

Pero pasaron 9 meses y nunca más tuvo resultados ni de ese comisario, ni tampoco fueron imputados los policías que lo extorsionaron y torturaron.

Denuncian complicidad policial-fiscal

La doctora Diana Vargas, defensora del joven, lamentó que la actuación de la policía es sistemática. “La corporación entre Policía y Fiscalía llegó a niveles alarmantes. El personal entiende que puede cometer abusos y eso no tiene consecuencias más que un traslado eventual. Esa es la lógica de la institución policial”, criticó la jurista.

Calificó como “aberrante”, que la Fiscalía genere impunidad y no investigue las denuncias que llegan a la Fiscalía de Derechos Humanos, “o hagan trámites dilatorios”.