Desalojó a su mamá de 70 años y luego mandó demoler la vivienda

La vivienda que fue construida con esfuerzo y sudor por doña Ninfa Talavera fue derrumbada ayer a pedido de Liz Maribel Talavera de Villalba, su hija, con quien tuvieron un largo conflicto judicial. El derrumbe se produjo ayer por la mañana en la ciudad de Capiatá, a una cuadra de la Ruta 2 en el barrio San Francisco, a pesar de que la madre se opusiera hasta el último momento.

Liz Talavera, hija de Nélida Talavera, mandó desalojar a su mamá y luego destruyó la vivienda.
Liz Talavera, hija de Nélida Talavera, mandó desalojar a su mamá y luego destruyó la vivienda.Gentileza

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La orden fue dictada por la jueza Norma Ortega, del juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Capiatá. Al lugar acudieron vecinos y amigos de doña Ninfa, quienes intentaron impedir la destrucción de la vivienda. Sin embargo, tras algunas conversaciones y por el temor de que la casa cayera sobre su persona, accedió a salir de su vivienda y presenció la más cruel experiencia de su vida.

Doña Ninfa vivió durante 55 años en el lugar y cuenta que la vivienda representaba para ella un punto estratégico para elaborar sus productos comestibles que vendía en la zona para su sobrevivencia diaria y, en parte, para costear los gastos de su salud. Cuenta que su hija vive actualmente en Italia y que tiene un buen pasar allá, por lo que no creyó que cumpliría la amenaza de sacarla de su casa.

Relato que en sus mejores tiempos era una incansable trabajadora y que siempre hizo lo posible por dar lo mejor de sí para que sus dos hijos tuvieran todo para convertirlos en personas de bien. Sin embargo, hoy siente que la vida le malpagó por haber confiado en su hija. Doña Ninfa había cedido a su hija su vivienda para que viviera allí cuando contrajo matrimonio hace varios años.

“Antes yo trabajaba de comerciante en el Mercado 4, me levantaba de madrugada. Desde siempre fui muy trabajadora, nunca les hice faltar nada a mis hijos. Mi hija se casó y yo decidí cederle mi casa a ella para que viviera con su esposo y yo me mudé a la otra casa que tenía, pero que estaba ubicada hacia el fondo. Era una zona peligrosa donde me mudé, pero yo de corazón le cedí mi casa para que ella se sintiera cómoda con su familia”, recordó.

Liz Talavera vivió durante 14 años en la casa que la mamá le prestó. Al mudarse no recibió ningún documento porque el inmueble era fiscal, hasta que un día decidió viajar a Italia con su pareja y habló con su mamá para que volviera a la casa. “Yo volví a mi casa. Ellos fueron a Italia, hace 17 años que viven allí. Yo nunca recibí ayuda de parte de mi hija, ni un regalo, nada. Cuando venían de viaje, yo me desvivía por ellos, ellos nunca aportaban nada, siempre contaban miseria”, rememora doña Ninfa.

Hace cinco años, la hija llegó a Paraguay para informarle a su mamá que había gestionado los documentos de la vivienda. La casa ya estaba titulada, pero los documentos estaban a nombre de la hija. En ese entonces, le informó que debía abandonar el lugar. “Yo quedé helada al escuchar eso de mi hija. No podía creer. Allí empezó mi calvario. Me negué a salir de mi casa, porque yo construí ladrillo por ladrillo y no tenía derecho de quitarme de ahí”, cuenta doña Ninfa.

A pesar de la noticia, continuó viviendo en la casa, ínterin en que empezó a tener un problema grave de salud, situación que le obligó a vender la otra vivienda que tenía. “Tuve que vender mi otra casa; regalé prácticamente. Me detectaron cáncer de cuello uterino. Yo estaba desesperada y solo quería operarme. Quedé parada mucho tiempo sin trabajar hasta que el dinero se acabó. Mi hija se enojó conmigo por esa situación, porque quizás ella esperó algo de mí”, dijo.

A pesar de la situación, Liz continuó con la intención de sacar a su mamá de la vivienda. Una orden llegó hasta doña Ninfa en la cual se le informaba que había sido demandada por su hija. En el escrito decía que se iniciaba un proceso de desalojo en su contra. El proceso continuó hasta que salió una sentencia desfavorable para doña Ninfa. El aviso de que debía salir de la casa era inminente y le llegó el jueves de la semana pasada y ayer fueron sacadas todas sus cosas a la calle.

El proceso fue acompañado por la Policía y los funcionarios del juzgado, quienes, dolidos por la situación, debieron cumplir la orden judicial. Bajo la atenta mirada y defensa de todos los vecinos que se acercaron hasta el lugar para intentar impedir que las cosas sean sacadas, los funcionarios destruyeron a pedazos la casa.

Ahora doña Ninfa solo pide la ayuda de todas las personas de buen corazón. Ella ya no tiene la fuerza de antes. Ahora es una persona enferma, sufre de artrosis, lo que le obliga a movilizarse en silla de ruedas. Además, tiene diabetes en estado avanzado y vive con calmantes a causa de la situación que está viviendo. Sigue su tratamiento en el Hospital de Clínicas y cuenta que el traslado le cuesta dinero. Pide que ante cualquier ayuda que puedan brindarle se comuniquen con ella al (0982) 231-292, o bien, al número de su hijo: (0991) 780-103.

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