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Don Silverio Ayala era el único que seguía con vida de entre ocho hermanos y el último sobreviviente del distrito de Itauguá que participó en la contienda del Chaco.
Entre las anécdotas de la cruenta batalla, don Silverio recordaba que sufrieron mucha hambre y sed. Explicaba que se alimentaban de las vísceras de animales vacunos y juntaban agua de lluvia para hidratarse.
Durante la guerra encontró a dos de sus hermanos y a uno de sus cuñados, a quienes tuvo que enterrar, lo que para él fue el recuerdo más triste de la cruenta batalla.
Cuando terminó la contienda, don Silverio se quedó en el Chaco paraguayo para hacer el alambrado que separaría el territorio paraguayo del boliviano. Dos años más tarde, regresó a Itauguá, en la Compañía Aldama Cañada, donde falleció ayer. Su entierro se realizará esta tarde en el cementerio de Itauguá.