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Las personas formadas en la Unisal y en la Uninorte y que estarían fungiendo de anestesiólogos en intervenciones quirúrgicas son potencialmente peligrosos, considerando que no estudiaron los años legalmente requeridos para tan delicada profesión. El trabajo de un médico anestesista sobrepasa a la idea de "hacer dormir a los pacientes"; debe estar capacitado para aliviar los dolores intensos, intervenir reanimaciones, cuidados intensivos y urgencias.
Representantes de la Sociedad Paraguaya de Anestesiología, Guillermo Ferreiro y Hugo Royg, expresaron que, aproximadamente, unos 100 egresados de licenciatura y tecnicatura en anestesiología no están adecuadamente preparados para brindar sus servicios; sin embargo, la mayoría atiende en hospitales públicos. La vida de muchas personas se encuentra en riesgo si un profesional no apto comete un error fatídico.
Por falta de pericia de un anestesista, un paciente puede quedar, para siempre, paralítico en cama y hasta perder la vida. Ser un profesional encargado de analgésicos no es joda y, por eso, es importante contar con médicos de calidad que trabajen con responsabilidad y seriedad para proteger la salud de la población.
Recibir un título de licenciado o técnico en anestesiología no debería ser válido en nuestro país. Estudiar en una universidad, una vez a la semana y por dos años, no te ayudará a brindar un buen servicio, ni mucho menos para la salud pública. Para ser un especialista anestesiólogo en la UNA y en la Católica se requiere como mínimo un estudio de seis años para obtener el título de médico y otros tres años más para el postgrado de especialización en anestesiología.
El Ministerio de Salud Pública está pasando por una delicada situación al contratar profesionales que, con una mínima preparación, tienen en sus manos la vida de miles de pacientes. Nadie quiere que algún familiar fallezca a causa de una sobredosis de algún calmante; mucho mejor será que el Ministerio tome cartas en el asunto antes de que haya pérdidas que lamentar.
No debemos permitir que el Gobierno nos brinde un pésimo servicio en la salud, ni mucho menos que nos dejen ir atemorizados de perder la vida al entrar a una cirugía y al quedar en manos de un anestesiólogo de muy baja preparación.
Por José Peralta (19 años)