La inclusión de personas con discapacidad aún es un sueño, no una realidad

¿Cuántas veces viste que el bondi no le paró a una persona en silla de ruedas o a un ciego? Seguro que varias, pero, ¿hiciste algo al respecto? Muchos hablan de inclusión pero nada hacen al ver los frecuentes casos de discriminación en nuestro país.

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Cada año se habla más y más acerca de la inclusión de personas con discapacidad y de la no discriminación, pero mucho se dice y poco se hace. ¿Las personas están realmente preparadas para aceptar a todos sin dejarse llevar por los prejuicios?

Según un estudio de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, en nuestro país existen aproximadamente 15.000 niños y niñas que son excluidos del sistema educativo debido a sus capacidades diferentes. Muchos de ellos viven prácticamente encerrados por sus familias.

A pesar de eso, existen niños y jóvenes que asisten a las instituciones públicas intentando adaptarse a las clases e integrándose con sus compañeros, pero los docentes, en muchos casos, no están preparados para adecuarse a las limitaciones o necesidades de estos estudiantes.

Aproximadamente el 10% de la población posee algún tipo de discapacidad, según la Secretaría Nacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad (Senadis); la mayor parte de estas personas no posee trabajo fijo o no se les reconocen todos los derechos laborales que les corresponden.

También pueden llegar a ser víctimas de explotación laboral o discriminación por parte de sus jefes o compañeros de trabajo, quienes se aprovechan de su condición y de la falta de oportunidades laborales para estas personas.

A pesar de esto, existen muchos organismos como la Senadis, la Asociación Santa Lucía, la Fundación Saraki y Teletón, que ayudan y apoyan a estas personas con el fin de lograr convertirlas en capaces y autosuficientes en sus necesidades.

En nuestro país, falta mucho para erradicar la discriminación hacia estas personas, aprender a adaptarnos a sus capacidades y ayudarlas a superarse cada día más.

Tener una discapacidad física o mental no es motivo de discriminación o burla, debería ser una razón de apoyo y solidaridad. También tenemos que aprender la lección que nos dejan las personas con capacidades diferentes: a pesar de las dificultades, es posible salir adelante y llegar lejos en la vida.

Por Divina Alarcón (18 años)

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