Novedosas especies en Curuguaty y sus alrededores

En la Villa de Curuguaty, a pesar de la buena calidad de sus aguas, no cesaron los “retorcijones diarios” de Félix de Azara. Nuestro naturalista vio ahí por primera vez a un Urukurea (se trata de un Ñakurutû'í, Asio clamator), a dos Mokõi kogoe o Kagua (a los que actualmente se conoce como Ynambu kagua, Tinamus solitarius), a un Ynambu apeky’a (Crypturellus obsoletus) y a un Ynambu kogoe (Crypturellus undulatus), a estos dos últimos en la huerta del Comandante de la Villa. Con posterioridad, no volvió a cruzarse con ninguna de esas especies.

Le Gros-Bec noir et roux (Pitylus fuliginosus), plancha número XXII que ilustra la edición francesa de los Viajes de Azara (1809), realizada por Jean-Gabriel Prête. Corresponde al Saltator fuliginosus de Daudin, especie que no fue descrita por Azara pero sí por Arnoldo de Winkelried Bertoni con el nombre de Guaranichinga, la obtuvo en Jaguarasapá (Itapúa) el 16 de mayo de 1890 y la consideró nueva. Crédito: "David Rumsey Map Collection, David Rumsey Map Center, Stanford Libraries"
Le Gros-Bec noir et roux (Pitylus fuliginosus), plancha número XXII que ilustra la edición francesa de los Viajes de Azara (1809), realizada por Jean-Gabriel Prête. Corresponde al Saltator fuliginosus de Daudin, especie que no fue descrita por Azara pero sí por Arnoldo de Winkelried Bertoni con el nombre de Guaranichinga, la obtuvo en Jaguarasapá (Itapúa) el 16 de mayo de 1890 y la consideró nueva. Crédito: "David Rumsey Map Collection, David Rumsey Map Center, Stanford Libraries" "David Rumsey Map Collection, David Rumsey Map Center, Stanford Libraries"

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También obtuvo en Curuguaty a una Jeruti (Leptotila verreauxi).

Candelaria. Mientras Melo se ocupaba en la Villa de los asuntos de su visita, Azara realizó los viajecitos siguientes.

El 11 de julio de 1786, por la mañana, tomó el camino de Carimbatay hasta el paraje donde estuvo Curuguaty interinamente antes de su fundación, que por esto se lo conocía como Pueblo Viejo.

A tres leguas de la Villa, sobre una loma despejada, pasó el hospital que Melo mandó levantar para el caso de haber viruelas, y una milla más allá, sobre una loma abierta, entre un chircal, un bosquecito, y un caraguatal impenetrable, descubrió el sitio del antiguo pueblo de Candelaria, del que solo quedaba vestigios de su iglesia, un naranjo dulce, y muchos agrios.

Esa reducción había sido asolada el 15 de febrero de 1676 por mamelucos al mando de Francisco Pedroso Xavier (O herói da Vila Rica).

Como le esperaba a comer el Gobernador regresó a la Villa, sin perder más tiempo.

Ybyrapariya

El 14 de julio de 1786 salió de Curuguaty por la mañana. A media legua de camino llegó a la cruz número 29 y continuó hasta el río Curuguaty.

A 8 millas de la Villa cruzó el arroyo Pai-y; siguió por el camino real y pasó luego a un descampadito para entrar inmediatamente a un bosque muy espeso de naranjos agrios y, a unas 400 varas, le mostraron las ruinas del antiguo pueblo de Ybyrapariya, también asoldado por los bandeirantes (un día antes que el anterior).

Realizó unas mediciones y fue a almorzar a Curuguaty.

Un obraje funesto

En la tarde del 24 de julio de 1786 partió de la Villa de Curuguaty con don Josef Venancio de la Rosa, hasta el obraje de maderas que este poseía junto al río Curuguaty, para matar algunas pavas o Jaku apetî, que no conocía y le aseguraron que abundaban por ahí.

Tomaron el camino real cerca de la ruina de Candelaria y próximo a ella mató Azara, de un escopetazo, a un Taguató (Kurukuturi, Buteo albicaudatus) que estaba posado sobre un árbol. No pudo cazar a su compañero que apareció luego. Esta especie fue la primera de la familia con la que se topó.

También avistó por primera vez una bandada de Guyraûro (Pseudoleistes guirahuro), que estaba alimentándose en un bañado de dicho camino. Don Juan Machain mató a uno que servía de vigía y, días después -cerca de San Estanislao-, al que Azara describió.

Volviendo al viajecillo, a dos millas de Candelaria pasaron el río Carimbatay y, una legua más allá, llegaron al obraje, en el paraje Mbariguí.

Se alojaron en un rancho repleto de mbariguís, sapos, ratones, cucarachas y murciélagos.

Azara, hostigado por ellos, no cerró los ojos en toda la noche. Los más molestos fueron los murciélagos, pues se le paraban “en la cara y todo el cuerpo”, e incluso uno de ellos, en un descuido, le mordió en el pie.

Al amanecer recorrió Azara la orilla del río Curuguaty, donde observó una garandumba grande cargada con yerba y maderas, y que estaba pronta para salir por la vía fluvial recientemente impulsada por el citado Josef Venancio de la Rosa, capitán de infantería y Comandante de la Villa de Curuguaty.

Más especies

Se internó en los bosques inmediatos y, con imponderable fatiga, se abrió camino “por entre [un] sin número de embarazos”, pues la vegetación estaba “diabólicamente” enredada.

A pesar del esfuerzo, no halló en ellos a las Jaku apetî que buscaba. Se contentó con matar 3 o 4 aves y regresó al rancho para comer.

Azara menciona que cazó en esa oportunidad un Suruku’a (Trogon surrucura) y un Taguatoy (Taguato pytã, Heterospizias meridionalis), especies que no volvió a ver.

Resulta confuso, en el texto del manuscrito, si fue ahí o en Pirayú donde mató un Ypekû atî (Ypekû la novia, Melanerpes candidus) que formó parte de su colección.

En la orilla del mismo río se le escapó un Japu (Psarocolius decumanus). El individuo que describió lo había cazado en Atyrá.

Huyendo de las alimañas

Comieron de prisa para regresar temprano a Curuguaty.

Cuando estaban montando les cayó un diluvio y debieron esperar, para disgusto de Azara, que sabía la noche que le esperaba de permanecer en el obraje.

Unas horas después paró la lluvia y Azara montó resuelto a sufrirla, y la suerte lo acompañó pues, cuando ya estaba descansando en la Villa -sin las incomodidades del rancho del obraje-, recién se presentó aquella, con igual ímpetu (continuará).

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