Ynambu kagua

Especie número 30 del manuscrito y 332 de los Apuntamientos, de Félix de Azara, con la denominación de Mocoy-coboe o Caágua y de Mocoicogoé, respectivamente.

Ynambu kagua (Tinamus solitarius), fotografía gentileza de Sergio Moya. Esta ave es endémica del Bosque Atlántico y se encuentra en Peligro de Extinción (Res. MADES 254/19)
Ynambu kagua (Tinamus solitarius), fotografía gentileza de Sergio Moya. Esta ave es endémica del Bosque Atlántico y se encuentra en Peligro de Extinción (Res. MADES 254/19)

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Mocoy-coboe y Caágua, anotó Félix de Azara en su manuscrito, son palabras que quieren decir “dos que siempre van juntos” y “habitador del bosque”. Puntualizó que esos nombres le convienen a esta ave porque, “sobre ir siempre de dos en dos, y ser su canto Mocoy-coboe, también suele ser habitador del bosque”.

Agregó que era así como indistintamente se conocía a esta especie en Curuguaty, aunque otros la identificaban como Buti-caagua, o incluso como Perdiz grande del monte. En sus Apuntamientos solo consignó que los guaraníes la llaman comúnmente Mocoicogoé, en tanto que “otros mbatúcaaiguá”.

En la actualidad se la denomina Ynambu kagua; Bertoni traduce este nombre como Perdiz de las selvas.

El estudioso paraguayo doctor Carlos Gatti, en su Enciclopedia Guaraní-Castellano de Ciencias Naturales y Conocimientos Paraguayos (1985), refiere que esta ave es el Inambú-ca’aguá o Inambú-ca’agüí, o más comúnmente tenida por Inambú-cogoé o macuco y, antiguamente, como Mocoicogoé o Mbatú-ca’aguá.

Azara vio por primera vez al Ynambu kagua en Curuguaty, en la huerta del comandante de dicha Villa, el capitán de infantería don Josef Venancio de la Rosa, en julio de 1786.

Tiempo después -consignó en su manuscrito- le presentaron otro individuo como de diversa especie, que a él también le pareció que lo era a primera vista, pero que al observarlo con más detalle para describirlo advirtió, sin duda alguna, que se trataba del mismo Mokoy-coboe pues halló entre ambos individuos muchas similitudes, salvo que el segundo era “más chico como que será probablemente pollo o hembra, que los colores en este son menos fuertes, y que el primero no tiene los piquitos en las puntas de las plumas”. Concluyó entonces que las dos relaciones debían juntarse “y atribuirse a un solo pájaro”.

En sus Apuntamientos mencionó que solo había tenido dos individuos de la misma especie que eran idénticos, aclarando que:

“A los principios de mis tareas (…) que logré el primero compré otro que creí hembra de la especie, sin que después haya podido rectificar su descripción hecha en aquellos tiempos de mi ignorancia”.

Nomenclatura

Sonnini consideró que esta especie era nueva para la ciencia y, en efecto, fue Vieillot quien le dio identidad como Le Tinamou mocoicogoé o Cryptura solitaria (Tinamus solitarius), basado en la descripción del Mocoicogoé de Azara, en atención a que según esta dicha ave “No admite más sociedad que la hembra” (1819, Nouv. Dict. Hist. Nat., 34, p. 105).

Costumbres

Dice Azara de esta ave en su manuscrito:

“Lo que de esta ave puedo decir con tal cual certeza es que va por lo regular apareada, y no en bandadas, que su habitación es entre chircales o matorrales en los bosques claros, y también en los espartillares, que también entra a veces en los bosques espesos, pero jamás sube a los árboles. Corre mucho. Su andar regularmente es pausado levantando mucho los pies. Come maíz, gusanos, y piedrecitas como granívoro. Aunque se domestica bastante no se cría en las casas, y de ellas se escapa al campo siempre que puede, dicen que es buena comida”.

Además, anotó que:

“Se sienta y duerme con la cabeza baja, el cuerpo horizontal, y de modo que sus plumas casi no tocan el suelo. Su vuelo es muy corto, más que el de la perdiz común, y solo lo hace hostigada, y sale hacia arriba”; que le comentaron que habitaba las cercanías de los ríos, cosa que duda; que le parecía que amaba el calor, porque no se la ve “en las cercanías de la Capital, ni en Misiones”; y, que no viva próxima a Asunción no era extraño pues “es ave que sin dificultad se caza, con perros o con escopeta, y que solo vive por la mucha espesura”.

En sus Apuntamientos agregó:

“Canta su nombre despacio, separando cada sílaba, en tono tristísimo que he oído muchas veces ya puesto el sol en los bosques grandes y espesos, que habita sin salir, ni posarse en árbol, y sin caminar de día. No admite más sociedad que la de la hembra. Su carne es más azuladilla que en todos, y para mi gusto la mejor”.

Nido

Sobre él refiere -en su manuscrito- que “es en el suelo entre las raíces gruesas de algún árbol, sin colchón, en el que pone como diez y seis huevos de color verde claro de tamaño del huevo de pato”.

Comentó, también, que había visto en Villarica dos huevos “del tamaño de la gallina, algo mayores, y me dijeron ser de esta ave, y eran de color muy azulado”.

Luego, en sus Apuntamientos, afirmó que esta ave “pone dos huevos en el suelo; pero unos dicen, que son morados; y otros, a quienes me inclino, azules verdosos”.

En cuanto a sus pollitos refirió, tanto en su manuscrito como en sus Apuntamientos, que “siguen inmediatamente la madre”.

Caracteres:

- Pico: azul obscuro, algo corvo en la punta, y lo restante poco corvo y no agudo. Su base tiene plumitas que salen hacia adelante, y forman en el medio una entradita en la cabeza. Por encima es plano, terminando en dos estrías que, de las narices van a la base; sobre las ventanas de las narices tienen un rebajito semicircular, cuyos cuernos siguen hasta la punta formando allí como pera. La mitad inferior del pico es igual a la superior en longitud, de cuya horqueta salen hacia la punta dos canaletas o filetes bien marcados, y que le distinguían de otras muchas aves. Las narices son elípticas y su ángulo interior entra en la mitad de lo largo del pico, son bastante abiertas y separadas las ventanas por su apéndice, de modo que clarea la luz de la una por la otra. La mitad superior del pico angosta en las narices, y va ensanchando de allí a la punta de su caballete;

- Ojo: redondo, grande, el iris es pardo; rodeando el ojo tiene un párpado blanco-morado, sin pluma ni pelo;

- Oreja: está bastante detrás del ojo, y es de un mismo tamaño, con su barba igual y semejante a la pestaña o borda del párpado. El centro de ella está ocupado con plumas muy espesas pardas, y más largas que las de la cabeza;

- Cabeza: pequeña y parda por arriba; alrededor de los ojos es pardo claro con poca pluma;

- Cuerpo: desde la mitad del cuello, que es largo hasta el arranque de las alas, por encima es pardo azulado, y por debajo pardo rojizo. Lo restante del lomo es pardo, pero cada pluma tiene como hilos negros transversales. Las alas cenicientas oscuras por debajo, y por encima las barbas menores son oscuras, y las exteriores lo mismo, pero piqueteadas de canela claro en lo que no cubren las cobijas, en el mismo caso están las que cubren las antecedentes; y,

- Cola: sus cobijas son muy abundantes, casi la cubren, y son pardas más claras que las del lomo, con piquitos algo más claros. Las cobijas inferiores también son muy abundantes, y la cubren enteramente; su color es de canela por el centro y las puntitas de las barbas pardas, con vetas y piquitos de color de canela blanquizco. El color de estas cobijas inferiores sigue en el bajo vientre, y por los costados bajo las alas. La cola, que apenas se distingue de sus superiores cobijas, y se puede decir que no la tiene, es en figura circular, y caída hacia abajo.

La hembra, asentó Azara en sus Apuntamientos, es “notablemente menor, y todas las tintas más débiles. El pecho hasta el fin del cuerpo a tiritas al través pajizas y pardas, están más anchas. Aunque sobre el cuerpo hay los mismos colores que en el descrito, se nota además un piquito de canela en la punta de cada pluma, y en las cobijas las tiras son más vivas y notables. Se hizo el cotejo con los dos individuos presentes”.

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