Yrupero

Yrupero (Xolmis irupero), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature), CON - Paraguay

Especie número 77 del manuscrito y 204 de los Apuntamientos de Félix de Azara, con las denominaciones de Yruperó, y de Iruperó, respectivamente.

audima

Félix de Azara apuntó en su manuscrito sobre el nombre común de esta ave:

“Un muchacho me dice que lo llaman aquí Pepoasa, pero lo que yo sospecho es que no tiene nombre. (…) En guaraní es llamado Pepoasa que quiere decir ala atravesada, por tener las alas negras en la forma referida. El mismo nombre dan a otras especies de las cuales tengo ya descrita una, otros le llaman Yruperó”; y, en sus Apuntamientos:

“Conservo este nombre [Iruperó] que le dan los guaraníes, aunque no es generalmente conocido, pues muchos le llaman peopazá”.

El padre José Sánchez Labrador, al describir a esta ave, la presenta con el nombre de Guira moroti; sobre ella señaló:

“En sitios que tienen cerca algunas lagunas con juncales, se ven estas bellas aves de unas en otras matas de los juncos y eneas, o como por acá se dice totoras, y algunas veces por los arbolillos inmediatos. Su grandor no excede al de un gorrión. El pico es delicado, agudo y blanquecino, con algo de oscuro. Sus ojos bellísimos. Todas las plumas son blancas como un campo de nieve, menos en las puntas últimas de las alas y de la cola, en que se ven unas pintas negras que se divisan cuando vuela”.

Yrupero (Xolmis irupero), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature), CON - Paraguay

Bertoni (Vocabulario) y Gatti (Enciclopedia) identifican a esta especie con el mismo nombre (Ihruperõ e Iruperó, respectivamente), pero ninguno de ellos explicó el significado de dicho nombre. Algunos autores argentinos (Alberto Castellanos y Mario Miguel Marateo) lo traducen como padre del irupé (formado con las palabras guaraní irupé/que identifica a la Victoria cruziana y /padre) o como el que acompaña en el camino (Julio J. Storni, quien lo descompone de la siguiente manera irú/compañero, [ra]pé/camino y /el que).

Azara mató a los individuos macho y hembra que describió en las Salinas, y agregó: “(…) Es común aquí, y aún en Montevideo, pero no abundante. Ignoro si es de pasa, pero sí es creíble. (…) Es lindo pájaro (…) Es común en Buenos Aires”; en tanto que en sus Apuntamientos refirió: “no conoce diferencia sexual, ni es muy escaso en el Paraguay; y me parece que llega al Río de la Plata”.

Nomenclatura

Sonnini la consideró una especie nueva y, en efecto, lo era; fue Vieillot quien la clasificó como Pepoaza Irupero o Tyrannus irupero (Xolmis irupero; 1823, Tabl. Enc. Méth. Ornit., 2, p. 856) a partir del Iruperó de Azara.

El epíteto que identifica a esta ave corresponde a su nombre en guaraní, rescatado por Azara.

Costumbres

Sobre las del Yrupero consignó Azara en su manuscrito que:

“van siempre a dos, a lo más; se para en los árboles y matorrales, de allí vuela a coger los insectos volátiles, según me dicen. (…) Lo he visto volar de lo más alto de los árboles (desde donde parece que avista la comida) como para coger los insectos volátiles y volver al sitio. Lo he visto también pararse en los hormigueros y motas grandes de tierra, y desde allí volar como para coger insectos en el suelo, donde se paraba poco rato, para volverse a su mogote”.

En sus Apuntamientos solo mencionó que sus costumbres son las mismas que las del Pepoasa (Xolmis cinereus).

Nido

Sobre el nido de esta ave anotó Azara en su Manuscrito:

“Me dice uno que cría en los árboles, y que pone hasta diez huevos, no lo creo atendiendo a lo poco que abunda”. Nada indicó sobre el en sus Apuntamientos.

Caracteres

Los siguientes caracteres del Yrupero aparecen en el manuscrito de Azara pero no en sus Apuntamientos:

Ala: las puntas de sus plumas están algo gastadas. La tercera es la más larga, y la cuarta casi la iguala, las dos primeras tienen la distinción de casi acabarse su barba a cinco líneas de la punta repentinamente, de modo que dichas cinco líneas son casi el mástil solo, y están bastante inclinadas hacia las plumas inmediatas. Las cuatro plumas primeras son negras, la quinta casi lo es enteramente, y sigue lo negro en línea recta hasta terminar en la punta de la novena pluma;

Pico: negro, recto, de mitades igualmente largas, no fuerte, con caballete no notable, más ancho que alto. Las ventanas de las narices están en la mitad de su grueso junto a su base, y están sombreadas por pelos largos que salen sobre ellas para adelante. La boca es de color de perla, la lengua más ancha que gruesa, algo doblada a lo largo o acanalada, y que acaba en horqueta. Ambas piezas del pico por dentro algo acanaladas;

Uñas: corvas, medianamente agudas; y,

Tarso; desnudo, escamoso, y lustroso.

Puntualizó que solo encontró las siguientes pequeñas diferencias entre el macho y la hembra:

“El color del macho es más albo y lustroso. La hembra tiene un pequeño piquito blanco en las puntas de las plumas de la cola, menos en la del centro, esto solo en un lado, lo que manifiesta que no es constante esto. Tiene además las puntas de las plumas de las alas mucho más gastadas que el macho, y le faltan los rebajos que el macho tiene en la primera y segunda pluma del ala, menos una, que conserva conociéndose que los otros los ha perdido con el uso”.

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