Guyra kavaju

Guyra kavaju (Machetornis rixosa), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature), CON - Paraguay

Especie número 89 del manuscrito y 197 de los Apuntamientos, con la denominación de Suriry y de Suirirí, respectivamente.

audima

Félix de Azara señaló que en el Paraguay llaman a esta ave Suirirí porque canta su nombre “pronta y agudamente”; Bertoni (Vocabulario) y Gatti (Enciclopedia) le aplicaron el mismo nombre, aunque actualmente se la conoce como Guyra kavaju.

Nuestro naturalista compró varios individuos a los Payaguá; el que describió lo obtuvo al mediodía de un 31 de agosto y lo metió sano en una jaula donde, a raíz de una tristeza repentina, murió al anochecer.

Azara indicó que el Guyra kavaju era de los pájaros más comunes en el Paraguay, aunque –agregó en sus Apuntamientos no sabía si llegaba al Río de la Plata.

Nomenclatura. Sonnini afirmó que esta ave era el Titiri de Cayenne de Buffon (Tyrannus tyrannus) el cual, advirtió –coincidiendo en esto con Azara–, no era de la misma especie del Pipiri de Saint-Domingue (Tyrannus melancholicus), como lo consideró Buffon, pues están separados por diferencias muy marcadas.

En los Apuntamientos de Azara se lee:

“Mi naturalista describe a los dos tiranos, llamados pipiris por su voz en la isla de Santo Domingo; pero yo no los encuentro entre los míos por los colores con que los pinta y por los caracteres que les aplica. Da también por sentado, que el mayor es el llamado tiriri en Cayena; pero me ocurre advertir sobre esto, que pudo muy bien equivocarse, y que el de Cayena sea mi suirirí; porque ambos han tomado el nombre de su canto agudo y frecuente: porque habitan a pares los rozados o sitios que se despejan en el bosque para quintas y cultivos: se posan también en árboles elevados: abundan en Cayena como en el Paraguay: ocultan mucho sus nidos allá en agujeros de tronco, y aquí no sé dónde: y envisten a cualquiera pájaro por grande que sea, y a los perros, gatos y al hombre cuando están celosos. A que se agrega que mi suirirí debe encontrarse en Guyana; y si es así, no sé que pueda ser otro. La mayor dificultad está, en que dando el autor por cierto que el tiriri de Cayena es el pipiri mayor de Santo Domingo, dice tácitamente que tienen los mismos colores, que no acomodan al mío; pero como otras veces ha padecido equivocaciones, no será malo certificarse de si el tiriri de Cayena tiene las tintas del mío, o las que el autor da al de Santo Domingo”.

El Titiri de Cayenne de Buffon (Tyrannus tyrannus) está retratado en la estampa iluminada número 537 de Martinet con el nombre de Tyran.

Pero el Suirirí de Azara no es dicho Titiri sino una especie nueva para la ciencia, la que Vieillot identificó con el nombre de Tyran querelleur, o Suiriri, o Tyrannus rixosus (Machetornis rixosa; 1819, Nouv. Dict. Hist. Nat., 35, p. 85).

El epíteto que identifica a esta especie corresponde a la palabra latina rixosa/dispuesta a pendencias, esto en razón a que Azara manifestó que este pájaro es “pendenciero, y tan atrevido, que sin motivo conocido ataca con frecuencia los iribús, caracarás, águilas, y cualquier pájaro por grande que sea”.

Costumbres. Azara anotó en el manuscrito las siguientes costumbres del Guyra kavaju:

“es muy común en los pueblos y campos, va por lo regular con su compañero. Vive de moscas, su ocupación continua es andar delante del hocico de los animales cogiendo las que al pacer se levantan. Cuando anda el caballo o vaca otro tanto anda este pájaro, siempre a media vara del hocico, y mirando a él muchas veces, se para sobre el espinazo del ganado y anda con él. También se para en los cocos y árboles, según dicen, y no lo dudo, pues su cola está muy gastada, y podía ser que esto sea de hacer uso de ella como un tercero pie. (…) Yo he visto muchas veces que si algún Cuervo o Caracará le pasa cerca, volando, vuela tras él persiguiéndole obstinadamente, pero no he visto que le muerda, solo le amenaza, y el Caracará se manifiesta incómodo o con disgusto. Anda de prisa, a pasitos”.

En sus Apuntamientos añadió, además, que:

“entra en los jardines y corrales de los pueblos, y en los prados cercanos a bosques y matorrales (…) Va con su amada idéntica, y aunque se suelen juntar 6 u 8 muchas veces, no por eso componen sociedad. Es estacionario, no arisco, activo, pendenciero, y tan atrevido, que sin motivo conocido ataca con frecuencia los iribús, caracarás, águilas, y cualquier pájaro por grande que sea, persiguiéndole obstinadamente, y posándose en sus lomos, donde le pica, aunque por lo común se satisface con perseguir. Vuela con velocidad, se posa sin ocultarse en los tejados y árboles frondosos o secos, y en lo alto, bajo y medio de ellos. Su fisonomía no dista mucho de la del siguiente; pero el pico es más comprimido encima, mucho menos voluminoso, más corto y débil, y el ganchito y bigotes son poca cosa. Las piernas y tarso más largos que en todos; de quienes difiere, porque corre con la celeridad, despejo y soltura que los pájaros campestres. Nunca eleva penacho, y lejos de tener la cabeza amontonada, como es común en la familia, es hundida a lo largo, y la pluma sobre ella sentada. No entra en bosques grandes, ni en lo frondoso de los árboles sino para dormir. (…) No vuela sobre los insectos desde las vigías como los otros, y los coge corriendo con ligereza sin desplegar las alas. Lo común es frecuentar los corrales, patios y prados rasos, donde pueda correr y pillar las moscas que él levanta; y si hay animales paciendo, se sitúa media vara delante del hocico, y mirándole acompaña al cuadrúpedo, pillando las moscas e insectos que se levantan. Cuando se cansa de esto o de comer, se posa sobre el espinazo, y se deja conducir sin hacer caso de los piojos que pueda tener el animal”.

Nido. Sobre el nido de esta especie comentó nuestro naturalista en el manuscrito:

“Me dicen ahora (dieciséis de septiembre) que hay un nido en un matorral nada oculto, que está dentro de un cardal, situado a la altura de dos varas, este nido es hecho de espinas, y para entrar solo ha dejado un agujerito, tiene en él dos huevos blanquizcos con viso rojizo, me dicen no pone más huevos”; y, en sus Apuntamientos:

“Dicen que oculta mucho el nido; lo cierto es que jamás lo he visto; y añaden que pone dos huevos blancos rojizos”.

Caracteres. Los caracteres del Suirirí que se determinan en los Apuntamientos solo difieren de los del Suriry del manuscrito en que, en este último, se consta además lo que sigue:

Pico: no es fuerte. A poco más de la mitad de su altura están las ventanas de las narices, casi redondas, mirando al costado, y empiezan en la base o raíz de la plumita, sobre ellas forma ángulo el caballete del pico, y tiene su entradita en la cabeza. La abertura de la boca es de una pulgada, y dentro la lengua amarillosa, con su horqueta en la punta. Ambas mitades del pico son por dentro acanaladas y amarillosas, menos hacia la punta que oscurece. La mitad superior, pegadas a las bordas, tiene dos aristas nada agudas, o más bien redondas. Las plumitas de la base del pico salen hacia adelante;

Pierna: vestida;

Tarso: redondo por detrás, escamoso, desnudo, como también su articulación superior. Cuatro dedos, los tres anteriores del color del tarso. El del medio el mayor. Los dedos medio y exterior están como soldados en la raíz; y,

Uñas: agudas, corvas, y oscuras.

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