El material fósil, que fue extraído de forma ilícita de la Cuenca del Araripe, una zona montañosa del interior del estado brasileño de Ceará, en el noreste del país, data de hace unos 100 millones de años y fue introducido "de contrabando" en Reino Unido, según el comunicado.
La investigación comenzó en febrero de 2023, cuando una investigadora presentó una denuncia ante la Fiscalía, que dio cuenta del intento de comercialización de estas piezas.
Tras confirmarse el origen brasileño de los fósiles, la Fiscalía solicitó a las autoridades británicas que localicen al responsable, y que colaboren con informaciones sobre el origen del material y ayuden con el retorno de los mismos a Brasil.
El informe técnico detalló que los fósiles fueron expuestos a distintos procesos de preparación para volverlos "más valiosos en el mercado de coleccionistas".
Las piezas devueltas serán transferidas al Museo de Paleontología Plácido Cidade Nuvens, ubicado en un municipio cercano al lugar donde se descubrieron los fósiles, y que "contiene toda la estructura necesaria" para cuidar de las piezas, explica el fiscal a cargo de la causa.
La legislación brasileña prohíbe desde 1940 la extracción, comercialización y exportación de fósiles de origen brasileño sin autorización del Gobierno.
La Fiscalía resalta que aún hay dos casos pendientes en tribunales de Francia relacionados con un esqueleto "casi completo" de 4 metros de un pterodáctilo y otros 45 fósiles, entre los que figuran tortugas marinas, arácnidos, peces, reptiles, insectos y plantas, un acervo valuado en aproximadamente 600.000 euros.
Según el Ministerio Público Federal, desde 2022 ya fueron repatriados más de mil fósiles de animales y plantas que habían sido extraídos de Brasil y trasladados ilegalmente a Europa.