Los investigadores han desarrollado un índice global que analiza la fluctuación del precio de estas verificaciones y revela picos de precios en torno a las elecciones y tendencias del mercado que reflejan los costes nacionales de las telecomunicaciones.
El Índice de Confianza y Seguridad Online de Cambridge (COTSI, por sus siglas en inglés) es una plataforma gratuita que realiza un seguimiento diario del precio de las verificaciones por SMS para la creación de cuentas falsas en 197 países y más de 500 redes sociales y plataformas, desde Amazon a Telegram, TikTok o Instagram.
Esta nueva industria “sustenta silenciosamente gran parte de la manipulación online actual”, que es un mercado “transnacional y gris”, cuyo estudio puede beneficiar a la ciencia y a la formulación de políticas.
Estos mercados venden abiertamente verificaciones de mensajes SMS para perfiles falsos en cientos de sitios web, proporcionando un servicio para actividades no auténticas que van desde el aumento de métricas vanidosas y cuentas destinadas a provocar reacciones violentas hasta campañas de influencia coordinadas.
Tras analizar los datos del COTSI durante un año, junto con indicadores políticos y económicos, “hemos descubierto -dice el estudio- que los precios de la verificación por SMS guardan relación con los costes de las tarjetas SIM”.
Los proveedores compran tarjetas SIM (físicas o virtuales) al por mayor, que solo pueden usarse una vez por plataforma y los precios varían mucho entre países y servicios.
El precio medio de la verificación por SMS para una plataforma en línea de julio de 2024 al de 2025 fue de 4,93 dólares en Japón; 3,24 dólares en Australia; en Estados Unidos 0,26 dólares, en el Reino Unido 0,10 y en Rusia 0,08.
COTSI supervisa además las existencias de cuentas falsas que cada proveedor ofrece para cientos de plataformas.
“Una tarjeta SIM se puede utilizar para cientos de plataformas diferentes”, los proveedores “recuperan los costes vendiendo verificaciones de alta demanda para aplicaciones como Facebook y Telegram”, y luego obtienen beneficios de la larga cola de otras plataformas”, explicó Anton Dek, uno de los firmantes.
Meta, Grindr y Shopify están entre las plataformas con las cuentas falsas más baratas, con un promedio global de 0,08 dólares por verificación, seguidas de X e Instagram (0,10 de media); TikTok y LinkedIn (0,11 dólares); y Amazon (0,12 dólares); según la Universidad de Cambridge.
Los investigadores probaron el mercado con resultados dispares: El intento de verificar cuentas falsas de Facebook en EE. UU. solo funcionó en un 21 % de los casos con un gran proveedor, pero en más del 90 % con otro.
Gran parte de esa diferencia se debe a las SIM virtuales frente a las físicas, pues las verificaciones de alta calidad implican una tarjeta física, lo que requiere enormes bancos de teléfonos, explicó el investigador.
Los bots pueden utilizarse para generar atención en línea con el fin de vender un producto, una celebridad, un candidato político o una idea, lo que “puede hacerse simulando el apoyo popular en línea o generando controversia para cosechar clics y manipular los algoritmos”, recordó otro de los firmantes, Jon Roozenbeek.
Un bot sofisticado puede emprender una campaña de influencia a través de cientos de cuentas falsas, pues los ejércitos de estos robots son “cada vez más persuasivos y difíciles de detectar”.
Para investigar si se pueden observar operaciones de influencia política, se analizó el precio y disponibilidad de las verificaciones para ocho de las principales plataformas de redes sociales en los 30 días previos a 61 elecciones nacionales, entre los veranos de 2024 y 2025.
Los precios de las cuentas falsas se dispararon en las aplicaciones de mensajería directa Telegram (aumento medio del 12 %) y WhatsApp (15 %), lo que “podría indicar un aumento de la demanda de operaciones de influencia”, indica el artículo.
Los “principales actores del mercado de la manipulación” tienen “importantes bases de clientes” en China y la Federación Rusa, a menudo se utilizan sistemas de pago de eso países, y la gramática de muchos sitios web “sugiere que son de autoría rusa”, según el equipo.
Comprender el coste de la manipulación en línea es el primer paso para desmantelar el modelo de negocio que hay detrás de la desinformación.
El equipo sostiene que la regulación de las tarjetas SIM podría ayudar a desincentivar la manipulación en línea y sugiere que las plataformas tengan que añadir etiquetas que indiquen el país de origen de una cuenta en aras de la transparencia.