Laureados con el Nobel de Medicina, preocupados por investigación en EE.UU.

WASHINGTON. Los recortes presupuestarios de los últimos años amenazan la preminencia científica y económica de Estados Unidos, lamentaron los colaureados del premio Nobel de Medicina 2013: tres estadounidenses, uno de ellos nacido en Alemania.

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“Durante los cinco a siete últimos años, el presupuesto de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), de los que dependemos todos y que hicieron de Estados Unidos el gran motor de los descubrimientos y la innovación biomédica, se redujeron de forma importante”, subrayó en conferencia de prensa James Rothman, profesor de biología molecular de Yale (Connecticut, noreste).

El científico fue recompensado este lunes por la Academia sueca junto a Randy Schekman, de la Universidad de California en Berkeley y de Thomas Südhof, de origen alemán, de Stanford, California, por sus trabajos sobre el mecanismo de transporte de las moléculas en el interior de la célula, que permite principalmente una mejor comprensión de la diabetes y de la enfermedad de Alzheimer.

“Cada vez es más difícil para los jóvenes científicos iniciar una carrera”, lamenta James Rothman: “Si tienen la suerte de obtener fondos de investigación de los NIH, necesitan años” para tener un laboratorio, mientras que hace 10 ó 15 años les llevaba sólo un año, recordó.

Hoy “temo que no habría podido emprender mis investigaciones y tomar los riesgos necesarios”, que me llevaron al premio Nobel, insistió el científico, admitiendo no ser “más que un ejemplo entre muchos investigadores”.

“Veo hoy enormes posibilidades pero también el desánimo de los jóvenes científicos, que no debemos olvidar si queremos mantener este país en el primer rango mundial”, advirtió.

Dirigiéndose a los ultraconservadores religiosos estadounidenses, Thomas Südhof declaró por su parte que “la ciencia está basada en la tradición judeo-cristiana”.

“Debemos admitir como país que la ciencia es el único camino hacia un futuro durable”, dijo a la AFP. “No se puede construir un puente, ni cuidar a la gente o hacer nada sin la ciencia”, reiteró el colaureado con el Nobel de medicina.

Pero cuando la ciencia choca con las creencias ideológicas o religiosas, “es denigrada o rechazada, considerada un producto del pensamiento de izquierda”, lamentó el Dr Südhof.

Según el científico, “el mayor desafío es hacer comprender a la opinión pública que no se puede estar a la vez a favor y en contra de la ciencia”, la que “para la mayoría de la gente es compatible con la fe” religiosa, consideró, precisando que se define a sí mismo como “agnóstico”.

El profesor Schekman, por su parte, subrayó la importancia de las inversiones federales y del estado de California en sus investigaciones y afirmó que sin ellas no habría podído hacer su trabajo.

También alabó la enseñanza pública superior, que permitió a sus padres de clase media, enviar a cinco hijos a la universidad. Pero lamentó la reducción de los fondos públicos y la actual explosión de los gastos de matriculación, que hacen más difícil el acceso a la educación universitaria.

El Dr. Francis Collins, director de los NHI, indicó recientemente que su presupuesto había registrado como consecuencia de la inflación, una reducción real de 20% desde 2003. A ello se suma un corte automático en primavera, ante la ausencia de acuerdo en el Congreso sobre el presupuesto, que amenaza, según él, unos 20.000 empleos en la investigación.

Los NIH son los organismos más afectados por esos recortes, dado que representan más de 22% del presupuesto de la investigación científica con 31.000 millones de dólares anuales. Unos 430.000 empleos dependen de los fondos de investigación biomédica otorgados por los NIH, integrados por 27 institutos.

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