“Pitbull” Martínez, error admitido

El 22 de junio de 2017, Juan Ángel Martínez cumplía un sueño: debutar en la categoría profesional, nada menos que en un grande, Olimpia. El 23 de octubre de 2022, el futbolista, al servicio de General Caballero de Juan León Mallorquín, fue sorteado para el control del doping justamente en un duelo contra el Decano. Resultado analítico adverso con un castigo por demás severo, cuatro años de suspensión.

El que le puso el apodo a Juan Ángel Martínez Núñez (26/06/96) no necesitó romperse la cabeza: Pitbull.
El que le puso el apodo a Juan Ángel Martínez Núñez (26/06/96) no necesitó romperse la cabeza: Pitbull.gentileza

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La historia del “Pitbull” Martínez, un esforzado soñador, es por demás triste. El deportista de Tembiaporá (Caaguazú), que no pudo dar continuidad a su aventura en Para Uno al romperse los ligamentos, iniciaba la pretemporada en el novel Pastoreo FC con vistas a la División Intermedia. Venía de una cirugía de la rodilla y un compañero argentino que estaba a prueba y que no se quedó, le dijo que usara el resto de esteroides que tenía, que le iba a ayudar a su recuperación. El amigo “canino” se inyectó el medicamento que seguía en su organismo y que prácticamente marca el cierre de su carrera profesional, a los 26 años.

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Martínez fue llamado a declarar ante la ONAD y comentó todo, que el medicamento le iba a ayudar a ganar en masa muscular, ya que la pierna estaba bastante delgada. Accedió a la recomendación para ganar tiempo y literalmente “voló” en la primera rueda del torneo de la segunda categoría. El Rojo mallorquino lo contrató para la máxima categoría, adquiriendo su pase.

Juan Ángel se fichó en el Norte América de la Liga Ocampeña, desde donde llegó al Olimpia. Después del reseteo por su lesión, militó en General Caballero de Zeballos Cue, en Sol de América de Pastoreo y en Pastoreo FC, desde donde dio el salto para su revancha en el máximo circuito de nuestro balompié.

En momentos en que venía realizando la pretemporada con “General”, con el que acumuló 14 partidos en el ciclo pasado y en la previa a un amistoso contra Nacional en febrero pasado, Juan Ángel recibió la notificación y todo se le vino abajo. Una pena de cuatro años reducida a tres “por buen tipo”, por su sinceridad, por haberse automedicado sin medir las consecuencias.

A partir de ahí, el jetypeka permanente para ganarse el pan de cada día. No cuenta con recursos para pagar un abogado que pueda pelear por su causa y retornar en el menor tiempo. Es más, apenas llega a juntar para el puchero y algún refresco. Ese extremo derecho que sorprendió por su potencia ahora “soquea” como el automóvil al que se le carga combustible en suelto.

Por de pronto, a participar de los certámenes barriales en los que marca una gran diferencia contra rivales popularmente llamados “buches” que generalmente piensan más en el contenido de la conservadora que en el resultado del juego. Un ingreso semanal de 300 a 400 mil guaraníes para la movilidad y para costear al menos parte de su facultad, pues pretende recibirse en breve como profesor de educación física.

Otra fuente que le da la posibilidad de “tocar” al menos algo de dinero es una escuela de fútbol enseñando a chicos del interior con su excompañero Rodrigo Burgos. Cobrar no es ninguna garantía. Es tanta la necesidad que se tiene en el Paraguay profundo que en vez de que te abonen la mensualidad, lo más probable es que te terminen “pecheando”.

* Víctor Miranda Rojas

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