Ajedrez por Zenón Franco: El adiós de Mikhail Tal

Hoy 28 de junio es aniversario del fallecimiento del octavo campeón del mundo, Mikhail Nekhemyevich Tal (Riga, URSS, 9 de noviembre de 1936 – Moscú, Rusia, 28 de junio de 1992).

Tal, ganador del torneo de Wijk aan Zee, en 1973 (foto, Bert Verhoeff, Anefo).
Tal, ganador del torneo de Wijk aan Zee, en 1973 (foto, Bert Verhoeff, Anefo).Foto Gentileza

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Estilo de juego

La mayor comprensión de las leyes que rigen el juego trajo una mejora de la técnica defensiva del ajedrez, que parecía claramente estabilizada a mediados del siglo XX.

No obstante, a fines de los años 50 apareció un meteoro llamado Mikhail Tal, que contra la “normalidad” asumida entonces, introdujo una forma de jugar que parecía vulnerar toda lógica.

El holandés nacido en Leningrado, Genna Sosonko, amigo de Tal, comentó en “The World Champions I Knew”, “Tal introdujo un espíritu de gozo y espíritu aventurero en un juego que cada vez más se estaba convirtiendo en una ciencia”.

Kasparov describió así el estilo de Tal: “su constante disposición a incurrir en riesgos y sus fulgurantes ataques, con imprevisibles cascadas de sacrificios y complicaciones salvajes, han ejercido una enorme influencia en el desarrollo del pensamiento ajedrecístico de la segunda mitad del siglo XX…Cientos de fantásticas combinaciones desfilaban continuamente por su cerebro y su imaginación no conocía límites...”.

Sosonko escribió: “devolvió el ajedrez a sus orígenes. Su oponente debía recibir mate, no por acumulación de pequeñas ventajas posicionales, sino por el modo más brutal. Su objetivo estaba claro: ¡el rey enemigo!”.

La combinación fue la marca registrada de su estilo, y se hizo famosa la frase de su entrenador Alexander Koblenz: “si Misha tiene una línea abierta, ¡habrá mate!”.

En sus años jóvenes hasta se dijo que Tal hipnotizaba a sus rivales, porque ganaba posiciones objetivamente perdidas, posiciones a las que muchas veces llegaba por sus elecciones atípicas y sacrificios irracionales, y hasta por despreocupación, como acotó Timman. Tal tenía una enorme fe en sí mismo, lograba enderezar el rumbo con un espíritu de lucha único.

El propio Tal comentó en The Life and Games of Mikhail Tal: “no hay duda de que mis oponentes, en estas partidas, tienen todas las razones para quejarse de su mala suerte. Espero, no obstante, que en alguna manera yo haya ‘contribuido’ a esa mala suerte”.

Sosonko, señaló que, para explicar el juego exitoso de Tal, “…es fácil apoyarse en las palabras talento o genio. Pero esa no es la causa principal, o al menos no la única… Especialmente en sus años de juventud, todo él irradiaba una especie de aura (esto es un hecho). Aquí nos acercamos al misterio, tal como yo lo veo, del fenómeno Tal”.

“Ese rostro que se inclinaba sobre la mesa de juego, la mirada de ojos centelleantes, penetrando al tablero y al oponente, esos labios movedizos, esa sonrisa que iluminaba su rostro cuando había encontrado una combinación, esa intensa concentración de pensamiento, o mejor dicho casi presión de pensamiento… Todo ello creaba algo que alguien no tan fuerte no podía aguantar. Y cuando ese espíritu se combinaba con la energía de la juventud, a fines de los cincuenta y principio de los sesenta, era invencible…”.

Tal comentó: “Así como la imaginación de uno se agita por la sonrisa de una muchacha, la imaginación se desborda por las posibilidades del ajedrez. Uno descubre la armoniosa interrelación de las piezas, la belleza de las combinaciones, y se siente atraído ante el tablero”.

Muchos maestros intentaron imitar el estilo de Tal que despertaba tanta admiración, pero era una tarea imposible, solo Tal podía jugar como Tal, pues “el peligro es arriesgado para los demás, pero no para mí. Si mis ataques no están determinados completamente por los requisitos de la posición, peor para esos requisitos”.

Carácter de Tal

“Tenía un entusiasmo y una amabilidad natural que lo hacían tan amistoso en sus contactos con la gente. Decididamente rehuía las situaciones conflictivas. Estaba siempre tratando de ver la parte humorística en todo, y siempre solía incluir en las conversaciones bromas que eran acompañadas de contagiosas carcajadas. Conocí a muy poca gente con una disposición tan positiva como la que tenía Tal”, comentó Timman.

No temía al peligro en el ajedrez y tampoco en la vida. Por la simpatía que despertaba, recibía trato de favor y afecto inmediato.

“Era amado, ¿no es eso lo que constituye la felicidad? En el tablero Tal era implacable, pero en la vida era una persona inofensiva. El ajedrez era su pasión; no el ajedrez en general, sino jugar al ajedrez…”, señaló Botvinnik.

Como destacó Sosonko, el mismo Tal propiciaba esa simpatía. En su libro The Games and Life of Mikhail Tal, siempre que comentaba partidas “había un predominio de la benevolencia, respeto por el oponente e ironía respecto de sí mismo, todo lo cual se encuentra raramente en nuestros días”.

Sosonko deja constancia de que para Tal tanto el poder como los títulos y el dinero no significaban nada: en muchos lugares dejó olvidado dinero, pasaportes, etc.

Timman recuerda, en Timman’s Titans My World Champions, que una vez Spassky (en 1973) les contó anécdotas de Tal, les dijo que tuvo tres esposas y al menos tres amantes, Spassky estaba admirado y asombrado por el hecho de que Tal pudiera hacerlo sin ser molestado por parte del estado, que era muy estricto.

Timman (que es muy crítico con el comunismo, como también Spassky) comentó: “hay cierto elemento de juego aquí. Tal no tomaba la vida en serio, no creía que debía defender la verdad todo el tiempo como un buen ciudadano soviético. Cada situación nueva era un nuevo desafío”.

Las pasiones de Misha Tal

Como saben los lectores, Timman señaló que Tal tenía tres pasiones, el ajedrez, el alcohol y las mujeres.

Timman recordó que a veces cuando dos de sus pasiones coincidían podía ser peligroso. Durante un vuelo a California, estaba tan fuera de control que fue arrestado al aterrizar, en estado etílico. “Se había dirigido a una azafata de una manera que no estaba de acuerdo con la visión puritana del país en el que estaba a punto de entrar”.

El propio Tal reconoció sus pasiones con su característico sentido del humor: “fumo, bebo, soy jugador, persigo a las chicas, pero en mi descargo debo decir que el ajedrez postal es un vicio que no tengo”.

Tal se sumergió de pleno en sus tres pasiones, acelerando las etapas, sin freno, al límite.

Recuerdo que el organizador del Abierto de Sevilla, en 1992, había quitado todo el alcohol del minibar de Tal, tratando de hacerle un bien, pero, claro, eso no impidió que Tal lo comprara en los supermercados.

Al respecto, Frederic Friedel, en ChessBase.com, comentó: “el rato más largo que pasé con Misha Tal fue en 1988, cuando participó y triunfó en el Campeonato Mundial de Ajedrez Relámpago en San Juan, Canadá. Ganó aquel torneo, dejando atrás a los mejores jugadores del mundo... Tuve que ayudarle a acercarse a su mesa de juego, porque antes se había emborrachado en el bar del hotel. Unos años más tarde le reñí por haber descuidado tanto su salud. Yo acababa de dejar de fumar y le insistí en que debería hacer lo mismo. Me sonrió y dijo: ‘Ah, ¿pero piensas que la vida merece la pena, si tienes que preocuparte por tantas cosas?”.

Como señaló Sosonko: “al quemar su vida, sabía que no había otra, pero no quería y no podía vivir de otra manera”.

El tabaco, la cuarta pasión

Aunque ahora parezca inaudito, en los años 60 fumar era visto como algo respetable, Tal fumaba mucho, pero no por ello, sino porque era adicto.

En The Life and Games of Mikhail Tal, dijo que trató de dejar de fumar en 1960; el equipo soviético iba rumbo a Hamburgo para jugar un match frente a Alemania Occidental. Geller y Tolush eran los otros fumadores del equipo, Tal les advirtió categóricamente que, si les pedía un cigarrillo durante el torneo, ellos debían negárselo.

Tal jugó contra Lehmann en la primera ronda y cuando su rival encendió un cigarrillo, Tal ya no pudo aguantar más y fue a ver primero a Geller, y luego a Tolush.

Ambos fueron inflexibles: “Misha, nos dijiste que no te diéramos ninguno”. Tal fue al bar y compró un paquete de Camel sin filtro, que luego cambió por Kent, y permaneció fiel a esta marca hasta el final.

La salud, el eterno problema

La salud de Tal, indudablemente afectada por sus pasiones, fue siempre un factor negativo que le impidió ser más estable en su juego. Por ejemplo, su mala salud fue la responsable directa de su abandono del Torneo de Candidatos de 1962 de Curazao.

Se le extirpó un riñón, tuvo que tomar morfina para paliar el dolor y por un tiempo se hizo adicto. Un periodista le preguntó directamente si era morfinómano, él contestó en tono supuestamente ofendido, “¿Morfinómano? ¡De ninguna manera! ¡Soy chigorinómano!”, aludiendo a Morphy y Chigorin, el padre del ajedrez ruso.

Robert Huebner escribió: “nunca escucharás que Tal haya mencionado su mala salud como una excusa por conseguir algún resultado mediocre, si bien tenía sobradas razones para hacerlo”.

Timman era consciente, como todos, de que Tal había tenido que pasar por varias operaciones quirúrgicas.

En una ocasión durante el día de descanso en el torneo de Las Palmas de 1977 hubo una excursión a Maspalomas, en la otra parte de la isla, donde los asistentes podían bañarse en la piscina del hotel de 5 estrellas.

Karpov permaneció vestido, mientras que Tal usó un short. “Fue una visión curiosa. Podías ver las costuras de las operaciones que habían sido cosidas de nuevo… Esa fue la confirmación de algo que sabía, pero no esperaba que se viera así”, comentó Timman.

En marzo de 1989 Timman recibió un mensaje diciendo que Tal estaba en peligro de muerte. Sobrevivió, pero se lo veía muy desmejorado. Igualmente Tal no perdió su sentido del humor. La vez siguiente en que vio a Sosonko, en 1991, en Tilburg, tras los saludos, le dio las gracias, cuando Sosonko le preguntó por qué y Tal respondió, “por reconocerme”.

En la ceremonia de inauguración del torneo de la Copa del Mundo de Skelleftea 1989, en agosto, se lo veía muy débil. Y se temía lo peor, pero vivió hasta junio de 1992.

El belga Bessel Kok, mecenas y organizador de la Copa del mundo, llevó a Tal a un hospital belga, un cirujano examinó su cuerpo. “Finalizó rápidamente, conmocionado. No había nada en el cuerpo de Tal que pudiera ser operado”.

El último torneo de Tal

Su último torneo fue en España, en abril/mayo de 1992, en Barcelona. Había varios jugadores jóvenes y prometedores, Tal solía bromear sobre los que parecían promesas, diciendo: “a su edad yo ya era excampeón mundial”.

“Este será mi último torneo”, dijo Tal premonitoriamente, antes de partir, deseando que no fuera así. Durante medio torneo estuvo enfermo, con fiebre, la última partida del certamen fue ganada por Misha ante Akopian, en el estilo que lo caracterizó.

La última escapada

Al volver a Moscú, Tal tuvo que ser hospitalizado. Sosonko cuenta que antes de ir al hospital (Timman dice que ya estaba en el hospital y que se escapó momentáneamente) jugó un torneo blitz, donde le ganó a Kasparov, que estaba en el pico más alto de su carrera.

Esa partida es la que recordaremos hoy, no tiene gran valor ajedrecístico, sí histórico, y es otra muestra de la “suerte” de Tal, ayudada, como sabemos. Tal terminó tercero, tras Kasparov y Bareev, pero delante de Smyslov, Dolmatov, Vyzhmanavin y Beliavsky.

Falleció poco después, un mes más tarde de esa partida, el 28 de junio de 1992, en Moscú. Su cuerpo debía ser trasladado de Moscú a Riga en tiempos “turbulentos en la nueva Rusia, [cuando] no había protocolos para un transporte así”, comentó Timman.

Era muy difícil, sin embargo Anatoly Karpov lo consiguió. Utilizó toda su influencia para que Tal fuera trasladado y enterrado en el cementerio de Riga.

Tal fue campeón mundial sólo durante un año y 6 días, no obstante, según Kasparov “su estrella alumbró con tantísimo brillo, como la que más en toda la historia del ajedrez”.

GM Zenón Franco Ocampos

Ponteareas, 28 de junio de 2023

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