Ajedrez por Zenón Franco: Crítica de libros (5), Timman´s Titans My World Champions

Hoy vamos a hablar un poco del libro Timman´s Titans. My World Champions, de Jan Timman, publicado por New in Chess en 2016.

Jan Timman y Anatoly Karpov en Ámsterdam 1985, Sorteo de Torneo OHRA (Foto Vollebregt, Sjakkelien Anefo).
Jan Timman y Anatoly Karpov en Ámsterdam 1985, Sorteo de Torneo OHRA (Foto Vollebregt, Sjakkelien Anefo).Foto Gentileza

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El holandés Jan Timman cuenta en él su relación con los 10 campeones del mundo a partir de Alekhine hasta Kasparov; es un libro extraordinario.

Con Alekhine el contacto fue solo indirecto, ya que Alekhine falleció en 1946 y Timman nació en 1951. A los otros nueve sí los conoció, con diferentes grados de cercanía, y jugó con seis de ellos.

Timman comenta varias partidas, a pedido del editor, los comentarios son ligeros. Igualmente lo que cuenta es, con frecuencia, muy interesante y ameno y hay muchos datos inéditos.

También denuncia rumores no confirmados, donde algunos grandes campeones soviéticos quedan en mal lugar, no aporta pruebas, posiblemente porque no las hay.

Esto crea sentimientos ambivalentes (a mí, al menos). Lleva a preguntarse “¿por qué?”, o “¿para qué?”, pero, es su obra; cuenta sus deducciones sobre lo que presenció y/o escuchó, está convencido de que son verdaderas, aunque no sean demostrables.

Dentro de unos años tendrá valor histórico, aunque por ahora, al menos a mí, me crea dudas sobre la necesidad de publicarlos, aunque es obvio que su importancia testimonial es enorme, y, que yo sepa, Timman no sufrió ninguna demanda.

Igualmente, en el aspecto ajedrecístico, habla con admiración sobre todos los campeones y sobre algunos con una gran calidez, como sobre Mikhail Tal.

En esta reseña del libro hablaré de parte de lo que cuenta sobre Bobby Fischer.

Su encuentro con Bobby Fischer

Timman había escrito un artículo para New in Chess cuando falleció Fischer. Para el libro lo amplía, cuenta la trayectoria de Fischer antes de su encuentro con él, y también lo sucedido en los años finales, cuando la paranoia de Fischer había aumentado.

Escribió que Fischer “se había convertido en uno de los héroes de mi niñez. Si has nacido no mucho después de haber finalizado la Segunda Guerra Mundial, disfrutas del privilegio de haber presenciado el surgimiento de los Beatles, los Rolling Stones, y Bob Dylan… Luego de sus fantásticos triunfos, Fischer también perteneció a esa categoría de ídolos. Todo lo que hacía valía la pena ser seguido”.

Esto me recuerda al poema que el amigo leonés Gus Berrueta escribió cuando Fischer murió; salió en ABC Color y está en mi libro sobre Fischer.

En el libro Timman recuerda sus sueños con varios campeones mundiales, hasta tuvo un sueño recurrente con Fischer en el cual se encontraban en un club nocturno y charlaban de diferentes temas en una atmósfera amigable.

Timman comentó que era difícil que se hubiese encontrado con el 11º campeón del mundo, porque el holandés empezó a jugar torneos internacionales cuando Fischer estaba retirado, sin embargo, “en su momento el sueño se hizo realidad”.

En 1990, Bessel Kok invitó a Fischer a Bruselas. Kok vivía allí y allí también estaba la sede de la GMA, la Asociación de Grandes Maestros de la que Kok era el presidente.

Kok había invertido mucho dinero propio y de su empresa Swift, en la GMA; el contacto de Kok con Fischer había sido a través de Spassky.

Fischer y Spassky habían mantenido una buena relación tras el match de 1972, una cercanía que se acrecentó con los años.

Fischer estaba agradecido porque Spassky no se retiró como le habían ordenado las autoridades soviéticas, Spassky consideró que lo mejor para el ajedrez era continuar.

Viswanathan Anand no estuvo entusiasmado por conocer a Fischer años después en Reikiavik, aunque lo hizo. Fischer sí tuvo interés.

Timman, a diferencia de Anand, el conocer a Fischer le entusiasmaba. “El día que Fischer y yo nos encontramos, terminamos en un club nocturno. Pasaron muchas cosas antes de eso, y no me hubiera perdido ese día por nada en el mundo”.

Antes de ir a Bruselas, Timman contactó con Spassky por teléfono, le expresó su preocupación por el encuentro con Fischer cuando este comenzara con sus arrebatos antisemitas, Timman es judío, como lo eran Fischer y su padre biológico.

Spassky lo tranquilizó diciéndole: “Jan, debes comprender que todos tienen sus peculiaridades”; Timman escribió, “Fischer nunca tuvo un defensor mejor que Spassky”.

En mayo de 1990 Timman llegó a la casa de Kok alrededor del mediodía, Fischer llegó, con Spassky, varias horas después. “Tuve una resaca”, dichas con un suspiro, fueron las primeras palabras que escuchó decir a Fischer.

A Timman le impactó la increíble cantidad de energía que irradiaba Fischer, “de forma similar a Kasparov. Sientes esa energía como descargándose por sí misma”.

Los monotemas de Fischer

El ambiente no fue todo el tiempo óptimo. En un momento dado Fischer dijo que Richard Reti era un jugador sobrevalorado y repitió las ideas despectivas de Alekhine sobre el juego tramposo de los judíos al fianchetar sus dos alfiles.

Timman lamentó no recordar en ese momento la partida Fischer – Filip, de Palma de Mallorca donde Fischer también fianchetó sus alfiles, como Reti; Timman se limitó a decir que Reti había sido un compositor de finales brillante, Fischer lo aceptó.

Fischer habló sobre sus obsesiones sobre las partidas arregladas y sus opiniones políticas, eran monotemas. Timman notó que en general Fischer se acomodaba a las respuestas si sus opiniones no eran compartidas.

Fischer repitió sobre los matches entre Kasparov y Karpov que todo estaba arreglado, a lo que Spassky dijo, “pero Bobby’, nuestro match en realidad también estaba predeterminado. Estaba claro que me ibas a ganar”. Fischer no reaccionó a la broma.

Timman creía que Fischer no se daba cuenta de que Kasparov (Fischer lo llamó siempre Weinstein, el apellido del padre de Kasparov, fallecido en un accidente), de tanto en tanto, optaba por hacer tablas en una posición incluso algo favorable porque no aguantaba la tensión del match, eso es algo inconcebible para Fischer, y creía que había algo tramposo de por medio.

Timman creía que había otro factor que Fischer subestimaba, que la propia comprensión de Fischer en ciertas posiciones era mejor que la de Kasparov.

A Timman le impactó cuán jovial se sentía Spassky al conversar con su antiguo rival. Antes de sentarse a cenar, tomó a Fischer por los hombros y le preguntó: ¿qué hacen estos huesos viejos en este traje?”, Fischer sonrió, estaba usando el mismo traje que llevaba 18 años antes en Reikiavik.

Fischer se sentía a gusto. En cierto momento Spassky dijo algo sobre Stalin. “Con él al menos ustedes sabían dónde estaban”, dijo Fischer. Timman acotó: “solo que no estaban por mucho tiempo”, y Fischer se rio a carcajadas.

Análisis de Fischer

“En cierto momento – bastante pronto, en realidad – sacó su tablero magnético. Lo había comprado en Alemania en 1978. Requirió mi atención sobre ciertas posiciones que había mirado en el vuelo de Los Ángeles a Bruselas. En las varias horas siguientes nuestro contacto consistió en ideas que me mostró en su tablero de bolsillo”.

Esta es una de las conclusiones de Fischer:

Anatoly Karpov

Lajos Portisch

Linares (9), 1989

Comentarios de Karpov, Timman y Fischer.

Aquí Portisch jugó 46...Rd6? y tras 47.e4 quedó totalmente perdido.

Fischer indicó 46...c5! que hubiera hecho tablas. Es esencial debilitar la estructura de peones blanca. Queda claro que 47.dxc5 Rd5 no da nada. 47.Re4 es la movida crítica, tras lo cual se llega a un final de peones de aspecto “tablífero”. La línea principal de Fischer era: 47...cxd4 48.exd4 Rd6 49.d5 Rc5 50.Tc7+ Rd6 51.Tc6+ Re7 52.Txf6 Rxf6 53.Rf4 Rf7! 54.Re5 (o 54.Rg5 Rg7 55.d6 Rf7) 54...Re7 55.d6+ Rd7 56.Rd5 g5! y el peón h corona con jaque. “Un análisis impresionante”. La partida siguió 47...Tf4 48.e5+ Re6 49.Txg6+ Rd7 50.Rc4 Tf1 [O 50...Txh4 51.Rc5, ganando] 51.Th6 Tc1+ 52.Rd3 c5 53.d5 c4+ 54.Rd2 Th1 55.Th7+ Re8 56.Txh5 Th3 57.Rc2 1–0

A Fischer le gustaron los finales artísticos que Timman le mostró, aunque prefería los finales de torre; “Eres bueno en los finales de torre”, le dijo Fischer, y le pidió que le enseñara alguno. Timman le mostró un final que había jugado con Yusupov.

Timman definió a la percepción de Fischer como fenomenal, “en cierto final de torres, por ejemplo, sugirió una jugada que yo no había contemplado en absoluto. Tal vez la jugada no fuera correcta del todo, pero se habría necesitado un análisis minucioso para demostrarlo”.

Timman destacó que Fischer no seguía de cerca la actualidad ajedrecística, dependía básicamente del Informador yugoslavo que entonces aparecía dos veces al año; le llamó la atención que Fischer no estuviera al tanto de que el final de dos alfiles contra un caballo estaba ganado, a pesar de que se sabía desde siete años antes.

Fischer habló también sobre su reloj de ajedrez, el que se usa actualmente, que añade tiempo tras cada jugada, y a las cuatro de la mañana la reunión finalizó, Timman y Kok estaban muy cansados, mientras que a Fischer se lo veía todavía con energía.

Fischer le preguntó a Kok si el Hotel Sheraton era el edificio más alto de Bruselas. Esas fueron las últimas palabras que Timman escuchó de Fischer. Kok le respondió que no.

Tras despedirse de Fischer, Timman fue a su habitación y escribió en algunas hojas lo que Fischer le había comentado. “No podía esperar al siguiente día; el exceso de alcohol podría borrar mis recuerdos de lo que sucedió. Debía poner sobre papel lo que Fischer me había mostrado”… “o hay duda de que Fischer había analizado más posiciones muy profundamente, pero desafortunadamente todo ese trabajo se perdió”.

Fuera del ajedrez, donde Fischer era todavía extraordinario, a Timman, los razonamientos de Fischer le parecieron ingenuos, creía que el aislamiento que Fischer se había autoimpuesto había deteriorado su salud mental.

Se planeó una nueva visita de Fischer a Bruselas el mes siguiente, lamentablemente para Timman, y para nosotros, Fischer la canceló un día antes de que se realizara.

Una partida soñada de Fischer

Timman recordó un largo sueño que tuvo la noche anterior, donde estaba Fischer, Kok y más gente. En él Fischer le mostró a Kok su partida con el maestro portugués Durao, le dijo que era comprensible para cualquier aficionado.

Sobre la partida del sueño, Mark Dvoretsky comentó: “El juego de Fischer crea una alta impresión creativa. Es instructivo fijarse en cómo cambia las piezas que no necesita, reforzando al máximo la colocación de sus piezas restantes, y finalmente asesta un golpe decisivo”.

Timman comentó que el sueño mostraba sus ganas inconscientes de volver a ver a Fischer, lo que no volvió a ocurrir.

Veamos la partida con algunos comentarios de Timman y del libro Bobby Fischer jugada a jugada a jugada Y algunas anécdotas, de este autor.

GM Zenón Franco Ocampos

Ponteareas, 20 de septiembre de 2023

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