Ajedrez por Zenón Franco: Crítica de libros (6), Grandmaster Vladimirs Petrovs

Hoy vamos a hablar un poco de Vladimir Mikhailovich Petrovs, nacido un 27 de septiembre como hoy, y del libro Hero of the Pre-War Olympiads Grandmaster Vladimirs Petrovs.

Petrovs (izq.) vs Euwe, Olimpiada de Estocolmo 1937.
Petrovs (izq.) vs Euwe, Olimpiada de Estocolmo 1937.Zenón Franco

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Fue publicado por Elk and Ruby, está escrito por Dmitry Kryakvin en la parte ajedrecística y por Galina Petrova-Matisa, la viuda de Petrovs, en la biográfica.

Contiene 18 partidas comentadas, 34 extractos de partidas con comentarios y detalla profusamente la carrera de Petrovs.

Es un libro muy interesante sobre el primer gran maestro letón, poco conocido, que tuvo un final muy triste. No debemos confundirlo con el maestro ruso Aleksandr Petrov.

Petrovs nació en Riga, el 27 de septiembre de 1908, según corrige el libro, y falleció el 26 de agosto de 1943, en un recinto de trabajos forzados cerca de Kotlas, Rusia.

Galina Petrova-Matisa

Su esposa Galina comienza su testimonio contando que la canción preferida de su esposo era “Brilla, brilla mi estrella” (en ruso), que Vladimir solía cantar y hasta tocar en el piano. Es preciosa: https://en.wikipedia.org/wiki/Shine,_Shine,_My_Star

Su nombre fue eliminado de las publicaciones soviéticas y letonas relacionadas con el ajedrez, a pesar de representar a Letonia en todas las olimpiadas desde 1928 hasta 1939.

Galina intentó descubrir qué le había pasado a su marido durante toda su vida, y trató de que fuera rehabilitado póstumamente, muchas veces, sin éxito. Recién en marzo de 1989, cuando se abrieron los archivos de la KGB, su memoria fue rehabilitada.

Galina supo que Petrovs fue arrestado en Moscú en agosto de 1942, fue sentenciado a diez años de trabajos forzados por proferir “declaraciones antisoviéticas”. Petrovs tal vez nunca supo que fue denunciado por tres conocidos maestros moscovitas. Ella averiguó sus nombres, pero no los publicó y los archivos originales ya no pudieron ser consultados. El 3 de febrero de 1943 fue enviado al gulag de Vorkutá, donde murió de neumonía mientras cumplía sentencia.

La primera pasión de Petrovs fue el fútbol, jugaba como delantero. De casualidad, aprendió a jugar al ajedrez a una edad relativamente tardía, a los 13 años, en 1921.

En abril de 1924 salió campeón de fútbol escolar con su equipo Gramática Lomonósov, y también ganó el torneo secundario del primer Congreso Letón de Ajedrez, con un premio de 100 lats, que era una cifra abultada, especialmente para un estudiante.

No obstante, el mayor impulso para decidirse por el ajedrez fue la predicción del compositor y experto en finales letón Hermanis Matison, que alabó el manejo del final de Petrovs en una de las partidas y le auguró un futuro brillante, “si, por supuesto, trabaja en el ajedrez seria y profundamente”, y, a los 16 años, se decantó por el ajedrez.

En 1925 empezó a estudiar Derecho, aunque debido a su dedicación al ajedrez, finalizar la carrera, que nunca ejerció, le llevó muchos más años que lo normal.

“1926 fue la hora estelar de Vladimir. Ganó el primer Campeonato de Riga y el Campeonato del Club de Riga. Se convirtió en uno de los jugadores letones más fuertes”, señaló Galina.

No todo era color de rosa. Trabajaba fuera del ajedrez, también tuvo que cumplir con el servicio militar obligatorio, y empezó a tomar medicinas para sus pulmones.

A Galina le interesaban muchas cosas, pero no el ajedrez, algo que lamentó tras perder a Petrovs. Él intentó enseñarle, explicándole pacientemente una y otra vez los secretos del juego, “hasta que desistió, viendo que era una tarea imposible, vio que ´el ajedrez no era para ella”.

Ella se enfadó bastante cuando él le dijo que ella no podía pensar con lógica en absoluto, “Me enojé y le mostré el 5 [la puntuación máxima] que obtuve en Lógica en mi libreta de calificaciones. Petrovs se sorprendió y dijo que mi profesor no conocía a sus estudiantes para nada. Otra pelea con mi querido e infinitamente amado Volodya”.

Petrovs sentía pasión por el ajedrez, fue su vida, y también ganar era muy importante, “Disfruto al jugar al ajedrez. El pensamiento de que necesito ganar puntos, incluso medio punto, mata de inmediato toda mi creatividad. Es como cuando ves una obra de arte que quieres comprar y te olvidas de la obra y empiezas a contar dinero”.

Le preguntó muchas veces qué parte del ajedrez le atraía a su marido, si solo jugar, el deseo de ganar, la lucha por sí misma, el deseo de probarse a sí mismo, ser el mejor, etc. Él solía responder haciendo un paralelismo entre lo que ella hacía, con la música, preguntándole por qué ella también competía, tomaba parte en los conciertos, etc. “Finalmente encontré una respuesta válida para ambos: autoexpresión”.

Torneo de Kemeri 1937

La muestra de su potencial la vemos en el torneo de Kemeri 1937, donde empató el primer lugar con Reshevsky y Flohr, atrás quedaron Alekhine, Keres, Fine, Tartakower y otros maestros muy fuertes.

Tras su éxito en Kemeri, la prensa especializada internacional y los demás jugadores comenzaron a considerar a Petrovs como un gran maestro, igualmente Petrovs nunca pudo repetir su actuación de Kemeri, ese fue su mayor éxito.

Paul Keres

Cuando llegó el torneo de Kemeri, en junio de 1937, Petrovs y su futura esposa ya estaban comprometidos, él llegó al torneo directamente del servicio militar, con el pelo cortado a ras, “lo que por supuesto no le hacía ningún favor a su aspecto, estaba nervioso y molesto, y me rogó que fuera cuanto antes”. Ella trató de consolarlo diciéndole que igualmente se lo veía bien, pero que solo podía ir al finalizar sus exámenes, por lo que solo llegó tras la cuarta ronda, Petrovs le presentó a muchos de los participantes, nombres que a ella no le decían nada, porque no eran de su mundo.

El que le cayó bien fue Paul Keres, alto, modesto, con un rostro inteligente, serio, era amable, Petrovs hablaba con simpatía de Keres, y le auguró un futuro brillante. Keres estaba siempre acompañado de una persona, su secretario.

Un día Petrovs estaba analizando una partida suspendida y ella fue a leer un libro a un parque situado detrás del hotel, era un parque adyacente a una densa foresta. Caminando se encontró con el secretario de Keres, que lo estaba buscando ansiosamente. Ella le dijo que no lo había visto y él siguió buscándolo.

Al adentrarse un poco en el bosque vio a Keres sentado en un banco aislado, como escondido, le dijo que su secretario lo estaba buscando y él sonrió pidiéndole amablemente que no le dijera dónde estaba, que necesitaba estar solo. Ella empezó a alejarse y Keres la llamó, para charlar de lo que fuera, menos de ajedrez. “Cuando supo que yo no sabía nada del ajedrez ni de la vida de los ajedrecistas y que nunca leía revistas de ajedrez pareció aliviado”. Él le mostró su extrañeza porque ella había decidido unir su vida a un ajedrecista, “le dije que los opuestos quizás se atraigan”.

Keres le dijo que Petrovs era un ajedrecista talentoso y promisorio, y se hicieron amigos. Ella recordó con agrado el respeto y honda preocupación que mostró Keres tras el destino de Petrovs. “Keres fue virtualmente el único ajedrecista que honró la memoria de mi marido, y no me dio la espalda. Honestamente no sé qué impidió a los otros ajedrecistas hacer lo mismo. ¿Miedo? ¿Miedo a mencionar el nombre de un hombre reprimido años y hasta décadas después de su muerte?”. Ella nombra a algunos.

Actuaciones tras Kemeri 1937

En julio de 1937 se casaron, y fueron juntos a la olimpiada de Estocolmo. La olimpiada fue extenuante, se jugaban dos rondas diarias y las horas de juego podían ser 10 u 11 diarias para el equipo letón, que fue sin varios de sus mejores tableros.

Petrovs fumaba mucho. El día antes de empezar el torneo decidió dejar de fumar, y se enfermó, casi no tenía pulso, llamaron a un médico y dio con la causa. Dejar de fumar abruptamente no era aconsejable. Petrovs se alegró y nunca volvió a intentar dejar de fumar, aunque lo sucedido en Estocolmo impactó en su salud.

Torneo de Semmering-Baden 1937

El torneo siguiente era el de Semmering-Baden, que iba a comenzar el 25 de agosto de 1937 y fue postergado hasta el 8 de septiembre. Participaron Capablanca, Fine, Reshevsky, Flohr, Eliskases, Keres y Ragozin, era muy fuerte.

Tras volver a Riga, cerca del 20 de agosto, Petrovs fue hospitalizado. Tras la olimpiada de Estocolmo, un viejo proceso de tuberculosis se había agudizado, afectando a su pulmón izquierdo, “claro que fumar constantemente tuvo algo que ver con eso”.

Petrovs no quiso dejar de jugar en Semmering-Baden, aun sin poder prepararse adecuadamente y sin descansar lo mínimo necesario.

Comenzó muy mal, se resfrió, desperdició posiciones ventajosas, solo hizo ½ punto sobre 7. En la segunda vuelta, con la llegada de su esposa, hizo 3½ puntos en 7 rondas. Ese fue el único torneo en que Petrovs ocupó el último lugar.

Olga Capablanca

A Galina no le cayeron bien Alekhine ni Capablanca, por diferentes razones, en cambio quedó admirada por la esposa de Capablanca. “Olga tiene ojos muy expresivos. Una hermosa y majestuosa mujer. Su belleza era la de una mujer amada, amante y muy feliz. Me parecía una reina. Olga dijo que era una duquesa. Olga amaba a Capablanca con locura, lo miraba con adoración”.Le preguntó en qué idioma hablaba con Capablanca. “No necesitamos el lenguaje para el amor, Galyusha”, le respondió.

Olga conocía la literatura rusa muy bien, y se interesó por la vida de los rusos en Letonia; había muchos temas para conversar entre ambas.”Raúl y su ajedrez era todo en la vida de Olga”, Galina juró intentar parecerse a ella en ese aspecto, interesarse más en la actividad de su marido y en el ajedrez.

“Y sin embargo… Volodya me consoló diciéndome que yo era la reina más hermosa”.

Galina odiaba las partidas suspendidas, “especialmente si la posición de Volodya era peor”, porque casi no dormía, analizando, “y luego iba a la reanudación cansado”.

Solo años después se dio cuenta de que no había sido lo suficientemente sensible con la pasión irrenunciable de su marido. A ella no le intereso lo suficiente en los pocos años que compartieron.

Los últimos años

Varias de sus actuaciones siguientes fueron buenas, pero no brillantes. En el 2º torneo de Kemeri, en marzo de 1939, no pudo acercarse a su actuación anterior, terminó 8º.

Sí tuvo un buen resultado en la Olimpiada de 1939 en Buenos Aires. Logró la medalla de bronce en el primer tablero, tras Capablanca y Alekhine.

Durante la olimpiada comenzó la Segunda Guerra Mundial, muchos jugadores se quedaron en Argentina al terminar la olimpiada, Petrovs retornó a Letonia.

En 1940, las tropas soviéticas ocuparon Letonia, que fue anexada a la URSS. Como campeón de Letonia, Petrovs fue invitado al Campeonato Soviético de 1940 en Moscú; hizo 9 puntos sobre 19, terminó 10º.

En mayo de 1941, cuando Alemania invadió la Unión Soviética, Petrovs fue invitado a participar en las semifinales del Campeonato Soviético en Rostov del Don.

“Tal vez tuviera una premonición o estaba ansioso por sus resultados anteriores, pero no quería ir”. No obstante, fue; ella no podía acompañarlo porque tenía exámenes.

Como despedida Petrovs le dijo: “Espera, volveré y ya tendrás tu master. ¡No trates de celebrarlo sin mí! Lo haremos juntos. Aguarda un gran regalo…”.

“Nunca volvió a casa”, comentó Galina. Letonia había sido ocupada por los alemanes y ya no pudo volver, jugó algunos torneos hasta que fue arrestado.

Galina cuenta que “cuando el excampeón del mundo Max Euwe volvió a Moscú tras finalizar la guerra, empezó a preguntar por su amigo el Gran Maestro Petrovs, ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?”, y un maestro checo (Galina lo nombra) le dio una respuesta: “Si los rusos encarcelaron a un gran maestro tan fuerte, está claro para todos que Petrovs tiene algunos pecados sobre su alma”.

Es algo que recuerda al “Algo habrá hecho” que se decía en los años 70 en nuestros países del cono sur.

Max Euwe le respondió con firmeza, “¡Creo que el único pecado que se le puede atribuir a Petrovs es el de pertenecer al pueblo letón!”.

Alexei Shirov

En el prólogo del libro, el nieto de Petrovs, Vladimir Dedkov tiene palabras de agradecimiento hacia su compatriota Alexei Shirov, que fue “la primera persona en responder a mi pedido de ayudar a publicar el libro sobre mi abuelo. Su contribución a restaurar la bendita memoria de mi abuelo fue invalorable. ¡Le estoy muy agradecido!”.

Shirov publicó la versión rusa del libro, que ahora sale en inglés con el añadido de partidas comentadas, y organizó varios torneos en memoria de Petrovs.

Veamos un triunfo de Petrovs sobre Alekhine.

GM Zenón Franco Ocampos

Ponteareas, 27 de septiembre de 2023

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