La tradición que inaugura Wimbledon antes que Djokovic

Manuel Sánchez GómezLondres, 26 jun (EFE).- La pista central de Wimbledon ha permanecido callada durante casi dos años. Desde que Novak Djokovic doblegó a Roger Federer en la final de 2019, superando sus dos puntos de campeonato, la Catedral ha dormitado. Nadie ha profanado su hierba hasta que una tradición, de las más escondidas del torneo, inauguró este sábado la edición de 2021

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El honor de abrir la pista central siempre recae en los vigentes campeones. Este año lo harán Djokovic en el cuadro masculino y Ashleigh Barty un día más tarde en el femenino, por su condición de número uno y la baja de Simona Halep, campeona en 2019. Sin embargo, Wimbledon se guarda un as de la manga para que todo esté a tono cuando el serbio se mida al joven Jack Draper este lunes.

Para que no haya errores en uno de los torneos más meticulosos que existe, el All England Club organiza un partido de dobles el sábado a media tarde. Para participar en él no hay que estar en el circuito, ni comprar entradas para el torneo, ni apuntarse a una lotería. Tampoco hay que ser tenista profesional. Solo hay que tener suerte y ser miembro del club. La organización, varias semanas antes de que arranquen los campeonatos, se pone en contacto con cuatro mujeres abonadas al All England Club. Las invita a jugar un partido de dobles en la pista más exclusiva del mundo, la única que solo se utiliza para el torneo.

Se elige a mujeres y no a hombres, como informó ESPN hace años, porque son más ligeras y dañan menos la hierba. Las afortunadas en 2021 han sido cuatro extenistas británicas, Julie Salmon, Lorna Woodroffe, Susannah Dart y Julie Hobbs.

La intención de esta pachanga es que se compruebe que todo está listo para cuando comience la acción. Las cuatro protagonistas se engalanan según el código de vestuario del torneo. Blanco predominante. Se coloca un juez de silla, se enciende el marcador y se llama a varios recogepelotas. También se pone en marcha el ojo de halcón, uno de los sistemas que no puede fallar cuando empiece Wimbledon.

Se jugará un set, con 'tie break'. Y habrá público. El palco real, donde se reúne la gente más exclusiva del torneo, se llena de amigos y otros miembros del club para disfrutar de un partido que tiene todos los ingredientes y todos los detalles planeados al milímetro. Tanto es así que las cuatro participantes son acompañadas a la pista como si de Federer o Djokovic se trataran.

Lo único que se les pide es que no maltraten la hierba. Los lanzamientos y roturas de raqueta y las maldiciones al pasto tendrán que quedar para los profesionales.

Una vez acabado el mini partido, la Central vuelve a reposar, a la espera de que Djokovic y Draper salten a la pista el próximo lunes, a inaugurar una cancha que, sin saberlo, ya ha sido estrenada.

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