Lunes festivo en Madrid

Natalia ArriagaMadrid, 29 abr (EFE).- El lunes, uno de los pocos días laborables de esta semana en Madrid, fue también festivo en la capital. Rafael Nadal lo pintó de rojo en el calendario, fiesta de guardar, con una nueva victoria de las suyas: golpe a golpe, verso a verso.

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Hace una semana pasó por Madrid uno que sabe de tenis, Boris Becker, y dejó dicho: "Nadal no juega al tenis. Nadal trabaja al tenis". Como amaneció día laborable, Nadal trabajó. Y como lo hizo bien, se decretó festivo en la Caja Mágica.

Ganó Nadal al argentino Pedro Cachín por 6-1, 6-7 (5) y 6-3, tres horas y cuatro minutos de partido y una pila de puntos, 198, de los que el jugador de Manacor se llevó 109. Cada uno de ellos se siguió en la pista central como un punto de partido. Y con el último llegó la gran juerga.

Los padres se abrazaban a los hijos, los organizadores del torneo guardaban los globos de la despedida de Nadal y, lejos de estar contrariados por ello, también lo celebraban. El confeti no caduca. Valdría incluso para el año que viene.

¿Quién va al tenis un lunes a las 4 de la tarde? Si juega Nadal en Madrid, todo el que puede.

El mapa de sonidos de la Caja Mágica será un buen regalo para Rafa el día que se marche. Son decenas las declaraciones de amor que salen de la grada: "Te quiero, Rafa", "Contigo hasta el final, Rafa", "El año que viene, aquí". Y así sin parar.

En cualquier sector de la grada, sol o sombra, palco o asiento del montón, había una cara conocida celebrando los golpes de Rafa: deportistas, autoridades, ex ministros, famosos. La infanta Elena, Alejandro Sanz, Carlos Sainz, Raúl González, Rudy Fernández... La parroquia madridista acudió en tropel a arropar a uno de los suyos.

Hubo durante el choque momentos para preocuparse, como cuando una espectadora requirió asistencia -Nadal, atento, pidió enseguida un médico-, y otros para relajarse: "Señoras y señores, al señor Cachín se le ha roto la zapatilla. El reglamento le permite cambiársela", informó el juez de silla tras el 2-0 del tercer set.

Cuando el partido estaba a punto de finalizar, volvió a aparecer en el rincón de la familia Nadal el pequeño Rafael. El público rugía y el niño, sin inmutarse, miraba a papá. Poco después se le vio en el túnel de vestuarios en brazos de su padre, los dos tan contentos. Habrá más imágenes parecidas, porque habrá mas partidos en Madrid. Al menos uno, contra el checo Jiri Lehecka este mismo martes.

Si el público llegó de lunes y se fue de domingo, ¿qué dejará para el martes, víspera de puente en Madrid?.

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