Ensayos a distancia para bailarines

Marianela Núñez, junto a su esposo Thiago Soares, ambos del Royal Ballet de Londres.Archivo, ABC Color

LONDRES, Inglaterra (AFP). Para los bailarines clásicos mantenerse en forma durante el confinamiento es “un gran reto”, explica a la AFP la argentina Marianela Núñez, estrella del Royal Ballet, que desde Buenos Aires sigue entrenando con sus compañeros en Londres mediante sesiones en línea. Núñez, de 38 años, es una de las bailarinas principales de la renombrada compañía británica, donde durante dos décadas ha interpretado primeros roles en obras como “Romeo y Julieta”, “El lago de los cisnes” o “Giselle”.

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Pero antes de que Argentina cerrara sus fronteras en un esfuerzo por frenar la propagación del coranavirus, que se ha cobrado decenas de miles de vidas en todo el mundo, decidió regresar a su país natal.

“Fue muy doloroso dejar mi hogar, mi Londres, mi teatro y la gente con la que trabajo que también son mi familia, sin saber exactamente cuándo será la fecha de reencuentro”, reconoce desde su casa en Buenos Aires.

Tomó el último vuelo entre las dos ciudades y tras su llegada a Argentina tuvo que ponerse durante dos semanas en una cuarentena que le ha impedido hasta ahora ver a sus padres y hermanos.

Mientras tanto, escucha música –afirma ser una apasionada de la pianista Martha Argerich– e intenta aprovechar el tiempo para “dar una pausa” tras diez años sin vacaciones y “realizar las tareas que siempre me quedan pendientes”.

Pero en su nivel artístico no perder la forma es fundamental. “Es un gran reto porque dependemos de nuestras salas de ballet, de pilates”, explica.

Incluso antes de decretar el confinamiento obligatorio, el gobierno británico ordenó el 20 de marzo el cierre de todos los teatros, junto a otros lugares públicos. Pero “mi teatro, la Royal Opera House, y el Royal Ballet, a los que ya extraño muchísimo, se han organizado para que todos hagamos clases online desde nuestras casas pero juntos” y “gracias a la tecnología podamos estar todos conectados”, explica la bailarina.

Trabajar en grupo pero separados tiene una fuerte carga emotiva. “El primer día se me escaparon unas lágrimas de la emoción que me causó cómo todos juntos estamos haciendo lo posible para pasar por esta adversidad”, reconoce la bailarina, afirmando que es un momento de adaptación.

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