Científicas combaten el HPV con investigaciones

Bioquímicas, médicas y enfermeras del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (IICS) forman un ejército de investigadoras dispuestas a dar batalla al Virus del Papiloma Humano (HPV) que afecta a miles de mujeres y que podría causar cáncer de cuello uterino. Desde el 2006, el equipo diagnostica e investiga sobre esta enfermedad y en el 2014 el grupo obtuvo el Premio Nacional de Ciencia por esta labor.

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En el laboratorio hay una ducha de bioseguridad y decenas de datos que analizar. Aunque a veces falten los reactivos, se tiene que avanzar en la investigación. Es el cotidiano vivir de los científicos paraguayos. Pero a pesar de esto, en el nuevo edificio del IICS, hay mucha alegría, de tinte femenino, porque la institución obtuvo un importante reconocimiento el año pasado de mano de sus científicas del Departamento de Salud Pública.

“Distribución de aislados de variantes de VPH-16 en mujeres paraguayas con diferentes grados de lesión cervical” fue el nombre del trabajo liderado por la doctora Laura Mendoza, que fue adjudicado con el Premio Nacional de Ciencia 2014. Lo que se ganó, se volvió a invertir en la institución.

Mendoza, bioquímica por la UNA, magíster en Inmunología Básica y Aplicada por la Universidad de São Paulo, Brasil, y doctora en ciencias biológicas por la Universidad de la República, Uruguay, es la cara visible de una ardua tarea, que proseguirá por cinco años más.

–¿Por qué le interesó el HPV?

–Cuando terminé la maestría volví al país y me incorporé como docente investigador del IICS.

Entre los países de Latinoamérica, el Paraguay es uno de los que poseen mayores tasas de incidencia y mortalidad de cáncer del cuello uterino, cuyo agente causal es el virus de papiloma humano.

Por ello, el IICS a fin de contribuir con una necesidad local, tuvo como meta implementar por primera vez en el país los métodos moleculares que permitan la detección de este virus. Dada mi experiencia en virología molecular fui invitada a participar del grupo de investigación y juntos iniciamos capacitaciones y el desarrollo de los trabajos realizados en esta área.

–¿Qué se sabe actualmente del HPV?

–El virus del papiloma humano se clasifica en alto riesgo oncogénico y bajo riesgo oncogénico. Los tipos de bajo riesgo oncogénico causan generalmente lesiones benignas, los más frecuentes son VPH11, VPH6 y los tipos de alto riesgo oncogénico son detectados en más del 95% de los casos de cáncer de cuello uterino, siendo los más frecuentes en cáncer el VPH 16 y VPH 18.

La infección por el virus de papiloma humano es muy frecuente. Una de cada dos mujeres que inician las relaciones sexuales adquiere esta infección, pero más del 80% de las mismas es capaz de eliminar la infección gracias al sistema inmune.

Es como un resfrío, muy frecuente y en la mayoría de los casos pasa solo sin complicaciones. A partir de los 30 años una mujer positiva para el virus de papiloma humano de alto riesgo oncogénico tiene más probabilidad de que esta infección sea persistente y en años cause lesiones que pueden terminar en un cáncer.

–¿Pero hay varias técnicas para detectarlo?

–Las metodologías moleculares de detección de VPH de alto riesgo oncogénico adquirieron mucha importancia en el tamizaje de mujeres a partir de los 30 años.

La ventaja de las técnicas moleculares sobre el Papanicolau (Pap) es que a diferencia del Pap que detecta alteraciones celulares que indican cambios producidos por la infección viral, las técnicas moleculares pueden detectar la presencia de los tipos virales de alto riesgo oncogénico, los cuales tienen mayor probabilidad de causar una infección persistente y desarrollar lesiones precancerosas.

–¿Cuál es el pronóstico de mujeres con VPH de alto riesgo oncogénico?

–Inclusive a partir de los 30 años de edad muchas de las mujeres positivas para el virus de papiloma humano de alto riesgo oncogénico no llegan a desarrollar lesiones. Por ello, ante un resultado positivo no deben alarmarse, sino asistir al ginecólogo, quien le hará el seguimiento y el tratamiento en los casos necesarios.

El cáncer de cuello uterino es 100% curable si se diagnostica precozmente y se lo trata. Porque una vez que uno adquiere la infección por el virus de alto riesgo oncogénico demora unos 10 años o más en desarrollar el cáncer, pasando primero por diferentes grados de lesiones.

Por tanto, si cada mujer realiza los controles aconsejados puede detectar las lesiones antes que las mismas lleguen al cáncer y tratarse. Es muy triste que en nuestro país sigan muriendo mujeres por cáncer de cuello uterino.

–¿Puede mutar el virus?

–Este virus es diferente al virus de la influenza, que puede mutar. Su tasa de mutación es muy baja. Esto es una ventaja ya que la vacuna contra los tipos virales de HPV 16 y HPV 18 que se encuentran aproximadamente en el 70% de los casos de cáncer de cuello uterino ha demostrado en varios estudios de seguimiento una alta eficacia para prevenir el desarrollo de lesiones precancerosas.

Por ello, considero que uno de los logros más importantes en nuestro país fue la introducción de la vacuna contra estos tipos virales, ya que gracias a la misma con el correr de los años esperamos visualizar una gran disminución de los casos de cáncer de cuello uterino.

–¿Los virus pueden causar otros tipos de cáncer?

–Hay que considerar que estos tipos virales también pueden causar cáncer en vagina, vulva, ano, entre otros, por tanto, las mujeres al vacunarse también están previniendo en un porcentaje el desarrollo de cáncer asociado al virus de papiloma humano en otras localizaciones.

Es importante que como la vacuna que actualmente se utiliza no incluye todos los tipos virales de alto riesgo oncogénico que pueden causar cáncer, por lo tanto se aconseja que las mujeres vacunadas una vez iniciadas las relaciones sexuales consulten con especialistas para seguir los controles.

Aquí las pruebas moleculares adquieren mucha relevancia en mujeres de 30 años o más gracias a su alta sensibilidad para detectar infecciones persistentes por estos virus.

–¿Se están desarrollando otras vacunas?

–Sí, está a punto de salir al mercado una vacuna nonavalente que incluye 9 tipos de virus de papiloma humano de alto riesgo oncogénico. Se espera que esta vacuna prevenga el desarrollo de aproximadamente un 97% de las lesiones precancerosas de cuello de útero, vagina y vulva, pero aun será muy costosa para implementar en el país.

–¿Cuál es el aporte de la investigación realizada en el IICS?

–Entre los hallazgos más importantes que observamos en las investigaciones se encuentra la detección de una alta frecuencia de virus de papiloma humano de alto riesgo oncogénico en mujeres sin lesión de cuello uterino en su mayoría de 30 años de edad o mayores, lo cual podría explicar en parte la alta frecuencia de cáncer de cuello uterino en nuestro país, principalmente debido a la falta de control y seguimiento de estas mujeres.

El HPV 16 fue el tipo viral más frecuente en mujeres con y sin lesión, lo que llevó al grupo de investigación a analizar la variabilidad genética de este tipo viral.

–¿Cuál es la importancia de estudiar las variantes del virus?

–La importancia de estudiar estas variantes radica que poseen diferente potencial oncogénico y el análisis de su variabilidad genómica aporta datos que contribuyen a comprender el porqué de esta diferencia oncogénica y además datos sobre el origen de infección del HPV en Paraguay.

–¿Qué debe hacer la sociedad en su conjunto para contrarrestar el HPV?

–Los trabajos que hemos realizado confirman que existe una necesidad urgente de implementar medidas apropiadas de control, especialmente en poblaciones con poco acceso a centros de salud como la población indígena y en poblaciones de riesgo como las trabajadoras sexuales.

Es necesario fortalecer en nuestro país el programa de prevención de cáncer de cuello uterino invirtiendo en la capacitación, formación de recursos humanos y en tecnología de avanzada, con miras a lograr la optimización de todos los recursos existentes relacionados con la salud y la educación, conjugando el aporte científico del sector académico con la implementación práctica dentro del sistema de salud del país.

–¿En qué está trabajando actualmente?

–En la detección de virus de papiloma humano de alto riesgo oncogénico en cuello uterino y ano de trabajadoras sexuales.

También formamos parte de un trabajo coordinado por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Francia, el cual es un estudio multicéntrico de tamizaje y triaje de cáncer de cuello uterino con pruebas del virus de papiloma humano (Estampa).

–¿Cambiará de línea de investigación o se enfocará aún más en el virus de papiloma humano?

–Los estudios que estamos realizando están proyectados por lo menos por 5 años más. Aun existe un conocimiento limitado inclusive a nivel mundial sobre ciertos aspectos que involucran la presencia de infección por el virus de papiloma humano de alto riesgo oncogénico y su progresión a cáncer en las diferentes localizaciones.

–¿Qué significa para el equipo haber logrado el Premio Nacional de Ciencias?

–Es un gran reconocimiento a nivel nacional del trabajo realizado y a la vez un gran estímulo para seguir adelante con los proyectos que estamos desarrollando.

En Paraguay realizar proyectos de investigación implica un gran desafío, aun contando con financiamiento económico, porque el trabajo no termina nunca, constantemente uno lleva tareas a la casa, pero la satisfacción que uno siente con las metas logradas, con aportar un grano de arena, es inmensa.

–¿Considera que falta más investigación en distintas áreas?

–Sí, en nuestro país existe un conocimiento limitado en varias áreas, esto se debe al déficit de investigadores con que contamos.

–En su discurso de entrega el premio señaló que hacen falta 5.000 investigadores, ¿de dónde se sacarán tantos?

–No es algo que se logrará de la noche a la mañana. Formar investigadores requiere una inversión del Estado en apoyo a Programas de Posgrados Académicos, a Proyectos de Investigación, entre otras cosas.

En los últimos años el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) apoyó muchos proyectos de investigación. Cabe destacar, que estos apoyos financieros contribuyen mucho a la formación y capacitación de investigadores, especialmente de jóvenes investigadores que son el futuro de nuestro país.

–¿Se puede desarrollar el país sin inversión en ciencia y tecnología?

–Es imposible que un país pueda desarrollarse sin invertir en ciencia y tecnología.

Equipo de ganadoras

El plantel de investigadoras es multidisciplinario. Además de Mendoza, el grupo está conformado por: Pamela Mongelós, bioquímica, magíster en Ciencias Biomédicas; Graciela Giménez; Adriana Valenzuela y Fátima Cardozo, todas bioquímicas.

Además de: Amalia Castro, doctora en Medicina, especializada en Ginecología y Obstetricia y Patología del Tracto Genital Inferior; María Isabel Rodríguez, enfermera y magíster en Ciencias de la Educación; Malvina Páez, doctora en medicina, magíster en Salud Pública; y Elena Kasamatsu, doctora en medicina y patóloga.

equintana@abc.com.py

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