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La tarde terminó en calma y en ello el resultado tuvo mucho que ver. Es que la jornada del clásico unilateral arrancó en medio de un ambiente de alta intolerancia en el que las consecuencias las sintieron los miembros de la delegación deportiva visitante y algún que otro crítico de la inusual y errada modalidad implementada para el montaje de la fiesta privada.
En la cancha, la mejor imagen en el primer tiempo la dejó Cerro, con un buen trabajo en profundidad por los costados, que dejó a Jorge Rojas y Rodrigo López en posición de definir en más de una ocasión, durante una franja de buen rendimiento que se extendió hasta promediar la etapa. Olimpia niveló, pero cuando buscó ordenarse, las respuestas que esperaba encontrar en Salgueiro no se hicieron presentes, porque el uruguayo no parecer haber encontrado aún la mejor forma.
En el segundo tiempo, con Fredy Bareiro en la cancha, el panorama mejoró ostensiblemente para el Decano, mientras Cerro perdía fuerza con el progresivo deterioro físico de Fabbro, principalmente.
Cuando Oviedo fue expulsado por doble amonestación, en acertada decisión de Enrique Cáceres, todo parecía quedar a merced del local, pues restaba casi media hora por jugar. Pero Cerro supo cerrarse y el rival, apurado, erró más de lo que acertó, quedando incluso alguna chance abierta al Ciclón de contragolpe, antes de sellarse el cero pacificador.