El río Paraguay sigue siendo un depósito de barcazas en estado des en chatarra, sobre todo en el tramo entre Asunción y Villeta.
En un trayecto de solo 50 kilómetros, que separan a Piquete Cue de Villeta se tienen alrededor de 100 barcazas hundidas.
A estas se suma un lote de 146 unidades amarradas en la isla Tres Bocas, jurisdicción de Piquete Cue, Limpio, pertenecientes a la firma argentina UABL.
Estamos hablando de unas 250 barcazas que ya no tienen utilidad; están apenas flotando en el río.
Cada una de esas barcazas tiene un propietario. Están registradas en la Marina Mercante y la Prefectura General Naval con un código de identificación.
A esto se suma que poseen una bandera bajo la cuál se encuentran bajo navegación.
Cada una de las barcazas cumple una serie de requisitos y formalidades para navegar en la hidrovía Paraguay-Paraná.
No es que no se sabe a quién pertenecen. Tanto la Prefectura como la Marina Mercante tienen identificados a sus propietarios.
Alto valor de las barcazas
Las barcazas tienen un alto valor. Una nueva puede costar fácilmente 800-900 mil dólares.
Pesan, en promedio, 230 toneladas y el precio de construcción es cinco mil dólares la tonelada.
Los montos que se manejan en el río son siderales.
Siguiendo con un detalle económico: una barcaza usada, en buen estado, se puede encontrar por 200.000 dólares y una que requiere reparaciones menores puede valer 100 mil dólares.
Una barcaza convertida en chatarra tiene un costo promedio de 10.000 a 15.000 dólares, dependiendo del nivel de oxidación.
Las empresas que compran hierro pagan un promedio de 950 guaraníes el kilo de hierro. Partirlo en trozos requiere una inversión de 200 guaraníes el kilo.
Esto significa que cada barcaza puede tener un valor final de 36.000 dólares como chatarra.
Además explica por qué los propietarios de estas chatarras flotantes son tan celosos del material: conocen su valor de venta y no quieren perder ese dinero.
El problema radica que no quieren invertir para sacarlas del río, un procedimiento que tiene un costo elevado, sobre todo si están hundidas o con una carga de sedimentos.
Acercarlas en la ribera podría ayudar bastante a mejorar la seguridad de la navegación y disminuir el impacto de la contaminación.
Burocracia excesiva
El Ministerio de Obras Públicas tiene la responsabilidad de dar de baja a las embarcaciones y de retirar la bandera de navegación.
Una vez que se cumpla este requisito, la Prefectura General Naval puede intervenir para autorizar que la barcaza pueda ser desarmada en un astillero.
El papeleo en cada una de estas instituciones tiene su costo y un tiempo que según los armadores fluviales es excesivo.
El Ministerio del Ambiente no queda exento de responsabilidad dado el nivel de polución que genera en las aguas del río Paraguay.
Resulta inadmisible que en apenas 50 kilómetros tengamos 250 barcazas chatarras contaminando el río.
Un mandato sin resultado alguno
El 28 de enero de 2019, la Prefectura dio a conocer la circular Nº 3/19.
El documento dice: “Notificación en tiempo y forma a los armadores y propietarios que a partir de la fecha, las embarcaciones hundidas o varadas que se encuentran en los ríos Paraguay y Paraná deberán proceder a presentar todas las documentaciones que guardan relación con la embarcación en un plazo de 15 días, a fin de iniciar la extracción”.