–¿Cuál es su visión de la próxima revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú?
–Primero tendríamos que analizar cómo estamos (internamente) hoy desde el punto de vista energético; si es óptimo o no, y cómo estaremos dentro de 10, 20 ó 30 años, porque van a haber hitos que lo afectarán fuertemente, y uno de ellos es el 2023. Hoy tenemos tanta abundancia de energía eléctrica que nuestros excedentes no estamos exportando a Brasil y a Argentina, sino los cedemos a cambio casi de nada, obligados por un Tratado que para el 2023 tenemos que tratar de solucionar.
–¿Acaso no es un tema que habría que resolverlo antes de que llegue el 2023?
–Claro, pero lastimosamente está mal llevada la pre-negociación del 2023, aún cuando el expresidente de la ANDE (Pedro Ferreira) ya hablaba de disponer nosotros de nuestra energía. Pero el debate hoy está tan centrado en un solo tema (la revisión del Anexo C) que no estamos pensando fuera de la campana. Los países desarrollados, que utilizan mucha energía eléctrica, funcionan con un sistema que nosotros no tenemos. O sea, el sistema eléctrico paraguayo es equiparable a lo que tienen Cuba y Corea del Norte, ambos países comunistas, muy atrasados en todo, donde el monopolio es absoluto. Es decir, en Paraguay hay monopolio vertical y horizontal ejercido por la ANDE, a pesar de que eso está prohibido expresamente por nuestra Constitución Nacional. Hay monopolio en generación, transmisión, distribución y comercialización.
En materia de generación, por ejemplo, hoy tenemos abundancia de energía en Itaipú y Yacyretá que no nos sentimos obligados a explorar otras fuentes de energía, como la eólica y solar, y nos damos cuenta de que la demanda también va creciendo y en algún momento, quizá entre el 2030 o el 2035, tengamos la necesidad de “importar” energía eléctrica a altísimos costos.
–¿La ANDE puede explorar nuevas fuentes de generación?
–No. No le da el cuero. En este momento ni siquiera puede transmitir, distribuir o comercializar eficientemente. Yo creo que todos estamos de acuerdo en que el sistema administrado por la ANDE está colapsado. Somos el “Arabia Saudita” de la energía eléctrica, pero la misma se hace llegar mal a los hogares. En mi barrio (Santísima Trinidad) cada semana tenemos cortes de cinco y seis horas, imaginémonos lo que puede estar ocurriendo en zonas suburbanas o rurales.
–¿Qué propone para resolver esta situación?
–Que se instaure una autoridad reguladora del sector eléctrico, que cree las condiciones para la inversión privada en generación, transmisión, distribución y comercialización. Supongamos que se necesita una línea de transmisión entre los departamentos de Concepción, San Pedro y Canindeyú, que pueda cubrir el crecimiento de la demanda en esa zona. Si la ANDE dice que no puede participar, entonces se permite al privado a realizar la inversión y cobra por eso, y ¿cuál es el problema? Lo mismo sucede con la telefonía celular, donde el servicio no es gratuito, la gente paga y, en general, los clientes están satisfechos. Lo que yo propongo es que el servicio se enfoque en los usuarios y no en la ANDE o en los beneficios que está recibiendo esta empresa pública.
–Los políticos y sindicalistas dicen que la ANDE debe seguir haciendo todo.
–Algunos parlamentarios cayeron por tráfico de influencias ¿Vos crees que en la ANDE no existe tráfico de influencias para tener tal o cual contrato? Ese es el problema del monopolio. Se les está dando poder a pocas personas para que decidan sobre nuestras vidas. Yo pido que cambiemos el foco: acabar con el monopolio y se instale la autoridad reguladora, que existe en el sector de las telecomunicaciones, y que esta autoridad dirima las cuestiones sobre la participación del capital privado en las inversiones necesarias.