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Por todos lados se podía ver a personas adquiriendo los más diversos productos, desde las bebidas tradicionales como la sidra y el vino para el clericó, así como cajas de agua, cerveza y gaseosas, además de las frutas de estación, ofertadas en abundancia, y las hortalizas y granos. Otros optaron por llevarse juguetes, juegos de pirotecnia, ropas y hasta electrodomésticos.
El caos vehicular fue notorio tanto en Pettirossi como Rodríguez de Francia, principales vías de entrada y salida del Mercado 4, lo que generó nerviosismo en los conductores, que con bocinazos trataban de apurar el tráfico y sortear el embotellamiento. También sobre Perú las largas filas de autos se prolongaron por varias cuadras.
Un transportista consultado por nuestro diario señaló, por ejemplo, que ya llevaba casi una hora en el atasco. “En circunstancias como estas, más valdría que esto se vuelva peatonal”, propuso otro conductor.