Los héroes de ayer y de hoy

Hace 151 años, el Mariscal Francisco Solano López caía en batalla al frente de sus últimos soldados en Cerro Corá. Al conmemorarse el Día de los Héroes, esta fecha también sirve para rendir homenaje a los héroes militares que se cubrieron de gloria en las dos guerras que registra nuestra épica historia, así como a los civiles que con su patriotismo dieron todo de sí en defensa de los valores de la nacionalidad, en los cuatro campos de la gravitación pública: político, económico, diplomático y cultural. ¿Qué significado tiene actualmente el “patriotismo” para los políticos empotrados de la función pública? Pues, nada más y nada menos que una suerte de patente de corso para robar dinero público. En vez de ser servidores honestos y eficientes, optan más bien por valerse de cualquier ocasión para meter la mano en la lata del fisco. En las próximas elecciones, los ciudadanos y las ciudadanas deben botar al basurero a los bandidos sobradamente conocidos que siguen pugnando por ser reelectos, y votar por quienes ofrezcan alguna esperanza de un futuro mejor para la nación.

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Hace 151 años, el Mariscal Francisco Solano López caía en batalla al frente de sus últimos soldados en Cerro Corá, marcando así con su muerte el final de la “Diagonal de Sangre”, que el glorioso Ejército paraguayo trazó con bravura sin par desde Paso de Patria hasta el Aquidabán, durante cinco años de heroica resistencia en la guerra de exterminio protagonizada por la inicua Triple Alianza conformada por Brasil, Argentina y Uruguay.

Pero, de la mano de mujeres, niños y ancianos desvalidos, el Paraguay resurgió de sus cenizas para continuar siendo una nación libre y soberana en el contexto universal. Hoy prosigue su lucha por otros medios a fin de lograr prosperidad económica y un Estado de derecho efectivo, en el que no prevalezca la corrupción, vigente gracias a la defección de gran parte de sus cuadros dirigentes.

Al conmemorarse el Día de los Héroes de la nacionalidad, en memoria del Mariscal y de los que cayeron con él en Cerro Corá, esta fecha también sirve para rendir homenaje a los héroes militares que se cubrieron de gloria en las dos guerras que registra nuestra épica historia, así como a los civiles que con su patriotismo dieron todo de sí en defensa de los valores de la nacionalidad, en los cuatro campos de la gravitación pública: político, económico, diplomático y cultural.

Citar a todos nuestros héroes civiles y militares no viene al caso, pero no podemos dejar de mencionar a algunos de los más cercanos en el tiempo y que brillan con luz de primera magnitud en el firmamento de nuestra historia, como el Mariscal José Félix Estigarribia y el doctor Eusebio Ayala. El primero por haber sido el conductor militar victorioso de la Guerra del Chaco, y el segundo por haber sido “el Presidente de la victoria”. Un lugar destacado también merece el presidente Eligio Ayala, recordado por su honestidad y patriotismo en la función pública, cualidades de las que hoy carecen nuestros gobernantes.

Todos los ciudadanos tenemos el deber de ensalzar el patriotismo como virtud consubstancial al heroísmo al que rendimos tributo en la fecha recordatoria del holocausto de Cerro Corá. Y debemos hacerlo con un sentido de responsabilidad nacional, convencidos de que “patriotismo” es anteponer el bien común a cualquier ambición personal. Lamentablemente, como señalamos, esto no ocurre hoy en día en nuestro flagelado país. Los políticos en función de Gobierno hablan enjundiosamente de patriotismo, pero solo de boca para afuera, desde el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, hasta el último “hurrero” catapultado a un cargo público.

¿Qué significado tiene actualmente el “patriotismo” para los políticos empotrados de la función pública? Pues, nada más y nada menos que una suerte de patente de corso para robar dinero público. En vez de ser servidores honestos y eficientes, optan más bien por valerse de cualquier ocasión para meter la mano en la lata del fisco, como ha podido comprobarse con el zafarrancho desatado en la administración pública con la irrupción del covid.

En vez de liderar con el ejemplo la dinámica administrativa del Estado para hacer frente a la pandemia, el presidente Abdo Benítez transmite la sensación de que ha optado por abdicar de sus responsabilidades ejecutivas en la persona de su antecesor, Horacio Cartes, temeroso de la espada de Damocles que este tiene pendiente sobre su cabeza de radiarlo del cargo en caso de un juicio político si osa contrariarlo en sus encubiertos designios autoritarios.

En efecto, para el Jefe de Estado parece más fácil mentir o hacerse el desentendido ante los problemas que aquejan al país en la actualidad: corrupción en la administración pública, impunidad en el ámbito judicial, narcotráfico a gran escala, inseguridad, crimen organizado, secuestros y, de yapa, la pandemia del covid.

Hoy, nuestros gobernantes, que se creen la reencarnación de los héroes de la nacionalidad, están más distantes que nunca de ser como ellos, ya que en vez de defender los intereses nacionales o administrar la cosa pública con honestidad, en provecho de los sectores sociales más necesitados, optan por aprovecharse de las coyunturas que se les presentan, para beneficio personal. Utilizan sin un ápice de vergüenza los bienes del Estado para fines particulares o sectarios, como el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, quien usó un avión de la Fuerza Aérea Paraguaya para trasladarse al Amambay en el marco de una campaña electoral partidaria, violando las leyes, como si fuese la cosa más natural del mundo. O como el actual intendente de Asunción y candidato al rekutu por Honor Colorado, Óscar “Nenecho” Rodríguez, quien utilizó una camioneta municipal con idéntica finalidad, sin asomo de rubor. Total, todo va a ser pagado por el contribuyente.

Qué podemos decir también de los políticos de todos los colores que se precian de ser defensores de los intereses nacionales y comunitarios y que se ufanan de honrar la memoria de nuestros héroes, pero que invocan el patriotismo como último refugio de sus trapisondas.

Al conmemorar el Día de los Héroes de la Patria, deberíamos reflexionar acerca de cuánta falta hacen al país ciudadanos héroes auténticos, que antepongan los intereses del Paraguay a los suyos propios, cuando les toca desempeñar cargos públicos. Está en manos de los ciudadanos y de las ciudadanas buscarlos en las próximas elecciones, botando al basurero a los bandidos sobradamente conocidos que siguen pugnando por ser reelectos, y votar por quienes ofrezcan alguna esperanza de un futuro mejor para la nación.

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